Sobre una cama ortopédica
Algunos dicen que Nonata Pedroso nació en Pernambuco, y ella jura que tuvo relaciones no sólo espirituales con Nuestro Señor Jesucristo sobre el abismo de luz de una cama ortopédica.
Eres la puritana mística, me dijo Él con una voz tan suave como el roce de las alas de un colibrí por encima de mi pecho tan joven y lleno de leche. Eres la puritana más láctea de todo el Universo, me dijo después de sonreír como una criatura de luz, aquella criatura de mirada perdida a la que acaban de rozar, más allá del crepúsculo, con alas de colibrí que tiemblan como la cama ortopédica. ¿Yo la puritana mística?, dijo Nonata entre sollozos. ¿Yo la ortopedia del puritanismo, la puritana más láctea? Aunque ustedes no lo crean, juro que tuve relaciones con el espíritu de Nuestro Señor Jesucristo sobre el bramadero de luz de una cama ortopédica. Él me decía no puedo más, éste es el fin. Yo le dije no te arrepientas, casi todo perdura. Él me decía no puedes más, ¿por qué te has vuelto heroica? Yo le dije lo que tú digas, pero no te arrepientas.
Él me besó tres veces, dijo no te apresures, éste es el fin. Yo le mordí sus labios, tres veces, toda la luz del mundo en la trinidad de sus labios, pero no tuve el valor para decirle tu boca es mía, sólo mía.
Era el verano de 1987 y los pájaros de cabeza roja cantaban y volaban en medio de la lluvia tropical, no muy lejos de la noche.
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