Espejismo Niño feliz el viento marinero infla el acordeón de las colinas para que, sobre cubierta en el S.S. "Otoño" dance la nube más ligera a la vista del puerto juglar que, en la bahía, juega con antorchas y cuchillos luminosos. Cuando el viento marinero desembarque, paseará por las avenidas atropellando a las muchachas con su balanceo; niño feliz, llamará a todas las puertas, golpeará los cristales de todas las ventanas, para huir después, con la risa pueril de la maldad, a la vista de tantos iracundos rostros de porteros, engañados. (¡Tan-tan! —¿Quién es? —El viento marinero). Al amanecer, con la blusa desgarrada y perdidas las estrellas de la pechera celeste, volverá a bordo y será castigado, puesto a pintar ¡él solo! el casco azul de la mañana.
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