Lotería El poeta en la noche de feria, abre su mirador en el tablado de la lotería. Las flores, los frutos, los seres del mundo se acomodan, a sus anchas, en los cartones coloridos de la imaginación. —¡El pino angosto de pena y el sanguinario pirú! Comienzan las canciones a saltar la cuerda y el poeta a deshacer el p u z z l e del paisaje arrojando, a los vientos, el color de las metáforas: —¡Si llueve con sol, se pintan las plumas del cardenal! las astillas del ingenio: —¡Aves de rapiña: las tunas sobre el nopal! en los cartones, índices, del jugador que escucha las voces de la suerte: —¡Si el picaflor conociera a lo que tu boca sabe! Cuando el poeta afortunado señala en los cartones la huella de una imagen precisa, preciosa, grita: ¡ L O T E R Í A ! mientras en el plano oblicuo de la noche resbala una luna de colores.
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