Cierro los ojos y el negror me advierte Que no es negror, y alumbra unos destellos Para darme a entender que sí son ellos El fondo en algazara de la suerte, Incógnita nocturna ya tan fuerte Que consigue ante mí romper sus sellos Y sacar del abismo los más bellos Resplandores hostiles a la muerte. Cierro los ojos. Y persiste un mundo Grande que me deslumbra así, vacío De su profundidad tumultuosa. Mi certidumbre en la tiniebla fundo, Tenebroso el relámpago es más mío, En lo negro se yergue hasta una rosa.
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