Homenaje a Juan Ramón
Nunca pero contigo, aunque la vida sea la luz de ese mañana que nunca viviremos, un tren que no esperabas y ha llegado, una hora que empieza siendo alondra y acaba siendo espejo. Cuántas veces he visto un columpio en tus ojos mirando y sin mirar un ayer venidero, viviendo y sin vivir algo que nunca llega y a fuerza de esperarlo se va haciendo más nuestro. Miradas con recuerdos por hacer que aún se doran ¿en qué sol amarillo o en qué tarde de invierno? soles que ya estuvieron ardiendo en otra boca y luego al enfriarse se convierten en besos. Manos que poco a poco se han ido haciendo sombras y alucinadamente te acarician durmiendo, cenizas ¿de qué luto?, despertar ¿en qué vida?, y esta mínima y lenta procesión de los huesos, y este temblor de azúcar bajo la lengua cuando te toco y no sé cómo despiertas y te veo y tu cuerpo es un río que pasa ante mis ojos y el amor vuelve a darnos su desmemoriamiento, y esto quizás no vuelva a suceder, quizás no vuelva a despertarme con los ojos abiertos, ni sepa en qué momento de luz interrumpida la nieve vendrá a verme cuando estemos naciendo juntos y para siempre, ¿en qué mañana? ¿cuándo seré sólo una lluvia de ceniza en tu cuerpo y aún querré estar contigo y vivir una vida, de después o de nunca, para seguir cayendo?
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