Sarmientos
El mar es mar y es hoja en los viñedos Y es hoja y linfa oscura por las venas Una selva purpúrea en cada flanco La herrumbre del otoño por las cuestas Mientras suenan las trompas de plata golpeada Mi estatua hecha de sal La sombra como un perro Y este valle de lágrimas Lamido por las lenguas del azufre Simiente cementerio El pan de nuestras culpas El perdón de todos los pecados La lumbre permanente Entonces yo pregunto Por la resurrección del hueso La joven madre con la sangre seca Una noche La vara florecida Y apagada al instante El purgatorio existe sin embargo Y el perdido cielo Aquí El velorio de humo De palabras Y los aniversarios familiares El merecido infierno La misa Los bautismos El vino consagrado El pan que sangra El aceite y la sal Por obra y gracia De mi tronco y la greña Antes ahora y siempre El campo y el solar Los mostos de la parra Fermentando de abejas Un solo racimo Una viña sola Una única copa De todas las copas Los álamos temblaron de amarillo Cuando la escarcha vino en madrugada La ceniza castaña en los viñedos Como a través de un vidrio Porque siempre es otoño Cuando se engendra el árbol Follaje espeso de la sangre Por páginas y páginas y páginas Los ríos tumultuosos desbordando El sueño de Jacob junto a la escala Mayorazgos de dudosa intriga Pastores vigilando sus silencios Pesadores de especias Traficantes de sueños Segundones de fuste y de neblina Concubinos del suelo Caciques del corazón diario Astas y astillas Alféreces del sacrificio último Señores de señoría cordial Solanos profetas campesinos Con barbas Romeros de la piel mordida Con ojos y ojos por estrellas Varones de la siega Caballeros de pólvora y harina Varones de la siembra Padres de las doce tribus El polvo numeroso de la tierra Sin fondo hacia el boscaje En la tarde de otoño requemado Hacia algún alfarero sonámbulo en las rías O algún señor de sable viñatero En ribazos del sur mediterráneo Dulce higuera asediada por las viñas Con el año cumplido Frugífera Las mujeres de pan sumiso y tierno De altiva cocedura De suave arrope Tonel y caldo fermentando Tronco alburente mineral Tallo sangrante la fibra del horcón Madera de hilo La madera de sanjuán Las vestales del culto masculino Moneda de mandrágoras Madre salida de madre La madre del cordero nuestro Madre nuestra La más ancha puerta en este reino Carne resedácea Relincho y humareda La hembra del terrón El humus permanente La madre del pelícano La fuerza del borbote Las alas del ave cenicienta El hilo del rosario Las cuentas y el murmullo La puerta más estrecha Entre el cristal y el vino La afelpada garganta Tú el aroma El trago interminable Y el brillo en el trasiego El cuenco capitoso Junto al sabor terrero Como una flor o un canto O un canto rodado entre mis labios Paloma en la cornisa de ladrillo desnudo En las petrificadas ranuras de la roca Moneda de luz entre el follaje El licor la licorna La viña florecida La viña madurando entre el herrumbre Entre el rubín y el cobre Y tu dulce presencia de cuévano repleto Como el abrevadero Y el nido de la sangre al mismo tiempo El pañuelo anudado junto al calor del cuello El largo toque a fuego Y la paz de la leña La lanza de agua fresca La mañana ordeñada Los labios de la miel Y el olor del serrín Pues todo te traía y todo me llevaba A la embriaguez del humo De la lluvia cayendo Del aromado zumo Del vino más redondo Cerca de la raíz La cepa y su corriente O la greña primera O la serpa vacía La noche en la semilla El retoño del aire Y el cántaro que aguarda Mas la pregunta es otra Bajo el cielo de arcilla Engendrarás el hijo Con el dolor del pecho Hasta colmar la tierra Estirarás el brazo Recogerás el heno Casi todos los días de la vida Con el rostro enfundado en sudor La desnudez del rayo en los cabellos Sobre el hombre del hombre Y el hijo del hijo de su hijo Entonces el lodo se deforma La oración cobra boca Las algas se reúnen en el fondo del mar Y las olas con la alta marea El tajo sobre el agua La muralla a izquierda y a derecha Y el camino seco por delante El sueño que trepa por las ingles La señal de la sangre coronando el dintel Lejos los huesos ancestrales Sobre la palma ácida Entre los ojos La arena sembrada por el cielo Como granos Como gotas Como estrellas Jalonando el sendero Porque es necesario Por todos mis sarmientos enterrados Con mis sienes despiertas Con mis manos Con mis dientes Con el agua ahogando la torre de mi cuello Al borde de la sangre Y del barro anterior Un pájaro o un grito
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