Todas las verdades están latentes en las cosas, Ni se apresuran ni se resisten a nacer, No necesitan el fórceps obstétrico del cirujano, Para mí lo ínfimo es tan importante como todo lo demás, (¿Qué puede ser mayor o menor que el tacto?) La lógica y los sermones nunca convencen, La humedad de la noche se filtra profundamente en mi alma. (Sólo lo que por sí mismo se prueba a todo hombre y mujer es tal, Sólo tiene valor lo que nadie niega). Un minuto y una gota mía sosiegan mi cerebro, Creo que los terrones húmedos se transformarán en amantes y lámparas, Y un compendio de compendios es la carne de un hombre o de una mujer, Y que está en la cima y en la flor el sentimiento que los une, Y han de ramificarse desbordadamente de esa lección hasta hacerla omnífica, Y hasta que todos nos deleiten y nosotros a ellos.
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