¿Ha pensado alguien que es afortunado nacer? Me apresuro a informarle a él o a ella que es tan afortunado morir, y lo sé. Muero con los moribundos y nazco con los recién nacidos y soy algo más que lo existente entre mi sombrero y mis zapatos, Y escudriño diversos objetos, ninguno idéntico, todos buenos, Buena la tierra, buenas las estrellas y todo lo contiguo. No soy la tierra ni lo que pertenece a la tierra, Soy el compañero y camarada de la gente, todos tan inmortales e insondables como yo, (Ellos ignoran cuán inmortales, pero yo lo sé). Cada especie para sí y para lo suyo; para mí la mía, lo masculino y lo femenino, Para mí los que han sido varones y han amado a las mujeres, Para mí el hombre orgulloso que siente el dolor ante el desprecio, Para mí la amada y la solterona, para mí las madres y las madres de las madres, Para mí los labios que han sonreído, y los ojos que han llorado, Para mí los niños y los engendradores de niños. ¡Desnúdate! Ante mí no eres culpable, ni rancio ni inservible, Veo si lo eres a través del velo o del sayal, Y soy íntegro, tenaz, codicioso, infatigable y nadie podrá librarse de mí.
|