Page 9 of 13
De Vivir para ver (1977)
|
Heredamos el dolor y lo transmitimos Turista de 1934 Putas en el templo Tezcatliploca, I Crimen |
HEREDAMOS EL DOLOR Y LO TRANSMITIMOS Sangre y palabras nos dejaron los viejos sangre y palabras dejamos a nuestros hijos junto al fuego cantamos a nuestros huesos afilamos nuestros puños los hacemos puñales ya casi muertos nos asesinamos ya casi nada nos sacamos los ojos sangre y palabras nos dejaron los viejos sangre y palabras dejamos a nuestros hijos |
TURISTA DE 1934 En una cama del Hotel Genève ella me preguntó por las montañas que rodean la ciudad de México yo contemplé los senos solitarios de su vida que como picos blandos se alzan a la caída de la noche ella me contó que en el Mercado del Volador compró joyas de hace cien años a precios razonables yo miré sus ojos sin valor alguno de aquí a cien años ella me preguntó por el Salón México donde los hombres bailan con overol y sombrero y por el restaurante El Retiro donde los aficionados al toreo los domingos en la tarde después de la corrida corren a comer las entrañas de los toros muertos yo la abracé en la noche íntima del cuarto y dancé en su oscuridad y comí en su vida ella me habló de paseos por los suburbios y me platicó de hombres a caballo que silbaban a su paso en Coyoacán y Churubusco yo sentí celos de lo que sus ojos vieron y de lo que no vieron finalmente al alba dormimos como un cuerpo solo sin plazas y sin calles sin caras y sin nombres rodeados por las sombras del país inmenso
|
PUTAS EN EL TEMPLO
Llegaron una mañana de septiembre cuando ya se habían ido los turistas En los cuartos arruinados abrieron sus maletas se cambiaron los vestidos y por un momento desnudas frente al templo fueron aire carnalizado Las golondrinas huyeron de sus cuerpos al entrar ellas en el recinto oscuro y sus voces gárrulas sonaron en los muros como el ave más trémula en la tarde Al ponerse el sol los hombres de los pueblos vinieron a buscarlas e hicieron el amor con ellas en camas plegadizas que parecía iban a caer sobre las piedras y después en la noche A lo lejos se oyeron los perros los árboles los hombres la pirámide y el llano cantar el mismo murmullo de la vida Y por semanas bebieron y amaron en la ciudad antigua atravesando al moverse fantasmas y perros de la muer-te hasta que una mañana la policía vino a arrestarlas en un coche viejo y se fueron de Uxmal bajo la lluvia |
TEZCATLIPOCA, I Esa sombra esa discordia ese ojo que traspasa piedras esa rama seca en el árbol esa llaga en el pecho de la niña esa desilusión (disolución) en las cosas del hombre esa rabia de perro del hombre esa soledad en la cuchara en los muros ese aire esa aflicción ese espejo en el que han de desvanecerse las cosas |
CRIMEN La casa sin puerta. La ventana sin vidrios. El tejado con las tejas rotas. La jaula con los alambres torcidos y sin pájaro. La vaca en el lodo. El perro echado, lleno de moscas. El tapete roído. El barril de pulque desfondado. El gallo sin cresta. La carretilla sin ruedas, recargada en la pared. Un hombre flaco, barbón, con el pantalón parchado, los zapatos sin calcetines, bebe de un jarro agujerado. Dos rancheros bajo un árbol, con los sombreros sobre la frente, empuñan sus machetes.
Kilómetros y kilómetros de llano, de nadie, de cactos y de polvo. |