Material de Lectura

Homero Aridjis



Nota introductoria
de Kenneth Rexroth



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Nota introductoria


Los espacios azules


Homero Aridjis no sólo es ampliamente considerado uno de los mejores poetas mexicanos actuales, sino uno de los mejores poetas menores de cuarenta años que escriben en español. Pocos poetas demuestran, como él, de un modo más claro el desarrollo de un estilo internacional, y la reducción y síntesis de los grandes escritores de la edad heroica de la poesía moderna hacia un lenguaje universal comprensible. Cazadores de influencias pueden hallar huellas de San Juan de la Cruz, Góngora y Eluard en la poesía de Aridjis, y detrás de ellos, los cantos místicos de los sacerdotes aztecas, así como de las canciones contemporáneas de iniciación de algunos indios. Los críticos también pueden encontrar a Laura Riding, Gunnar Eklund o a Kathleen Raine, a quienes él probablemente nunca ha leído. Esto no significa que es un hato de influencias; al contrario: quiere decir que él es un poeta visionario de beatitud lírica, concentraciones cristalinas y espacios infinitos. Quiere decir que su visión es la misma que la de un joven sueco en Estocolmo o la de una muchacha inglesa en el Lake Country. Lo que ha tenido lugar desde los días de la revolución de la palabra es consolidación. Un poeta como Aridjis se mueve confiadamente en un universo de discurso alcanzado por Robert Desnos, por instancia, sólo en la iluminación punzante de sus dos últimos poemas. Yo no puedo pensar en otro poeta de la generación de Aridjis en Latinoamérica que se sienta tan a sus anchas en los espacios azules de la iluminación —la iluminación del amor trascendente. Estas son palabras para una nueva Flauta Mágica.



Kenneth Rexroth
(Blue Spaces, 1974)

 


Obras del autor

Homero Aridjis nació en Contepec, Michoacán, el 6 de abril de 1940.

Los ojos desdoblados, La Palabra, México, 1960.
La tumba de Filidor, La Palabra, México, 1961.
Antes del reino, Era, México, 1963.
Mirándola dormir, Joaquín Mortiz, México, 1964.
Perséfone, Joaquín Mortiz, 1967.
Ajedrez-Navegaciones, Siglo XXI, México, 1969.
Los espacios azules, Joaquín Mortiz, México, 1969.
El poeta niño, FCE, México, 1971.
El encantador solitario, FCE, México, 1973.
Quemar las naves, Joaquín Mortiz, México, 1975.
Vivir para ver, Joaquín Mortiz, México, 1977.
Noche de independencia, Ultramar, Salvat, Madrid, 1978.
Espectáculo del año dos mil, Joaquín Mortiz, México, 1981.
Construir la muerte, Joaquín Mortiz, México, 1982.
Playa nudista y otros relatos, Argos Vergara, Barcelona, 1982.
1492 vida y tiempos de Juan Cabezón de Castilla,
Siglo XXI,
México, 1985; Edhasa, Barcelona, 1990; Diana, México, 1991.
El último Adán, Joaquín Mortiz, México, 1986.
Memorias del nuevo mundo, Diana, México, 1988; Edhasa,
Barcelona, 1991.
Gran teatro del fin del mundo, Joaquín Mortiz, México, 1989.
Imágenes para el fin del milenio & Nueva expulsión del paraíso,
Joaquín Mortiz, México, 1990.
El poeta en peligro de extinción, El Tucán de Virginia, México, 1992.
La leyenda de los soles, FCE, México, 1993.

 


















A Betty, Cloe y Eva Sofia

 



De Los ojos desdoblados (1960)
[Cirabel]
[Tiene la medida de mi sueño]
[Yo el antiguo el nuevo]
Tercer poema de ausencia

CIRABEL
llego siempre a tu aposento
con una confusión de bocas
y una zozobra de hombre
a traerte la ofrenda cotidiana
de mis manos huecas
Más o menos
cuando la ceniza de la noche
se derrama sobre tus pupilas
como ante una ciudad inerme
Anudado tu grito de silencio
no me dices nada
y nos contemplamos
como si no existieran nuestros cuerpos





Elle a la forme de mes mains
elle a la couleur de mes yeux.
Paul Eluard

TIENE LA MEDIDA DE MI SUEÑO
los ojos de mi infancia
ama lo que yo amo
lo que no retorna
lo que no llega todavía
se levanta en mis párpados
y de ahí hace volar sus sueños
Se desplaza y permanece
siempre es ella en todas partes
saludando al universo
Llena todos los días del mundo
y aún no nace porque no tiene fin
La encuentro en el silencio en la absolución
pero ella está dispersa respirando en todo
Si algún día llego a penetrar su alma
le daré vendimias de su cuerpo
el hombre el pasto la niebla

YO EL ANTIGUO EL NUEVO
por el derecho que me da mi cráneo
hablo
en nombre de los que no tienen la segunda boca
para romper sus cápsulas de angustia
y digo
Nadie ha sido penetrado
el hombre
en su siniestra vocación de polvo
es intocable

Tercer poema de ausencia

Tú has escondido la luz en alguna parte.

Vicente Huidobro

Tú has escondido la luz en alguna parte
y me niegas el retorno,
sé que esta oscuridad no es cierta
porque antes de mis manos volaban las luciérnagas,
y yo te buscaba
y tú eras tú
y éramos unos ojos
en un mismo lecho
y nadie de nosotros pensaba en el eclipse,
pero nos hicimos fríos y conocidos
y la noche se hizo inaccesible
para bajarla juntos.
Tú has escondido la luz en alguna parte,
la has plantado en otros ojos,
porque desde que ya no existes
nada de lo que está junto a mí amanece.
 

 


´


De Antes del reino (1963)
[Es tu nombre y es también octubre]
[Te amo ahí contra el muro destruido]
Epitafio para un poeta

ES TU NOMBRE Y ES TAMBIÉN OCTUBRE
es el diván y tus ungüentos
es ella tú la joven de las turbaciones
y son las palomas en vuelos secretos
y el último escalón de la torre
y es la amada acechando el amor en antemuros
y es lo dable en cada movimiento y los objetos
y son los pabellones
y el no estar del todo en una acción
y es el Cantar de los Cantares
y es el amor que te ama
y es un resumen de vigilia
de vigilancia sola al borde de la noche
al borde del soñador y los insomnios
y también es abril y noviembre
y los disturbios interiores de agosto
y es tu desnudez
que absorbe la luz de los espejos
y es tu capacidad
de hacerte mirar en las cosas
y eres tú y soy yo
y es un caminarte en círculo
dar a tus hechos dimensión de arco
y a solas con tu impulso decirte la palabra

 


TE AMO AHÍ CONTRA EL MURO DESTRUIDO
contra la ciudad y contra el sol y contra el viento
contra lo otro que yo amo y se ha quedado
como un guerrero entrampado en los recuerdos

Te amo contra tus ojos que se apagan
y sufren adentro esta superficie vana
y sospechan venganzas
y muertes por desolación o por fastidio

Te amo más allá de puertas y esquinas
de trenes que se han ido sin llevarnos
de amigos que se hundieron ascendiendo
ventanas periódicos y estrellas

Te amo contra tu alegría y tu regreso
contra el dolor que astilla tus seres más amados
contra lo que puede ser y lo que fuiste
ceremonia nocturna por lugares fantásticos

Te amo contra la noche y el verano
contra la luz y tu semejanza silenciosa
contra el mar y septiembre y los labios que te expresan
contra el humo invencible de los muertos



 


EPITAFIO PARA UN POETA

I

Antes de que las nieblas descendieran a tu cuerpo
antes del grumo de vacilación en los ojos de tu máscara
antes de la muerte de tus hijos primeros y de los bajos
fondos
antes de haber equivocado la tristeza y la penuria
y el grito salvaje en el candor de un hombre
antes de haber murmurado la desolación sobre
los puentes
y lo espurio de la cópula tras la ventana sin vidrios

casi cuando tus lagos eran soles
y los niños eran palabras en el aire
y los días eran la sombra de lo fácil

cuando la eternidad no era la muerte exacta que
buscábamos
ni el polvo era más verosímil que el recuerdo
ni el dolor era nuestra crueldad de ser divinos

entonces cuando se pudo haber dicho todo impunemente
y la risa como una flor de pétalos cayendo

entonces cuando no debías más que la muerte de un poema
eras tuyo y no mío y no te había perdido

 



De Ajedrez-Navegaciones (1967)

Melancolía

En el escalón más bajo
y en el escalón más alto
de la escalera pública
de la vida y la muerte


De Quemar las naves (1975)

Amantes
Ventana
Mardis Longtemps Vacants




A mi hija Cloe

 


AMANTES

A oscuras baja por angosta calle
amante en amada
la multitud
el multi-tú
el tuyo yo
el mutuo uno

 


VENTANA

Ser entre las cosas pequeñas
una gota de agua

o en la noche de la cocina
un chícharo sobre la mesa

o ir por el suelo
suelto y oscuro
como un hilo desenredado del carrete

pero no morir de fatiga y deseo
frente a la luz de la ventana
como una abeja estorbada por el vidrio

 


MARDIS LONGTEMPS VACANTS
(S. Mallarmé)

Se fue Édouard Manet
—el ojo, la mano—
para ordenar quizás
el misterio del negro.

Se fue Paul Verlaine
ofendido de todo:
la soledad, el frío, la penuria, la esposa.

Se fue Arthur Rimbaud
con su cara oval de ángel en exilio
y sus manos rosas llenas de sabañones.

Me fui también yo.
Atravesando el más allá del verso
encontré la muerte, la nada.

 



De Vivir para ver (1977)
Heredamos el dolor y lo transmitimos
Turista de 1934
Putas en el templo
Tezcatliploca, I
Crimen

HEREDAMOS EL DOLOR Y LO TRANSMITIMOS

Sangre y palabras
nos dejaron los viejos

sangre y palabras
dejamos a nuestros hijos

junto al fuego
cantamos a nuestros huesos

afilamos nuestros puños
los hacemos puñales

ya casi muertos
nos asesinamos

ya casi nada
nos sacamos los ojos

sangre y palabras
nos dejaron los viejos

sangre y palabras
dejamos a nuestros hijos

 


TURISTA DE 1934

En una cama del Hotel Genève
ella me preguntó por las montañas
que rodean la ciudad de México
yo contemplé los senos solitarios de su vida
que como picos blandos
se alzan a la caída de la noche

ella me contó que en el Mercado del Volador
compró joyas de hace cien años
a precios razonables
yo miré sus ojos
sin valor alguno
de aquí a cien años

ella me preguntó por el Salón México
donde los hombres bailan con overol y sombrero
y por el restaurante El Retiro
donde los aficionados al toreo
los domingos en la tarde
después de la corrida
corren a comer las entrañas de los toros muertos
yo la abracé en la noche íntima del cuarto
y dancé en su oscuridad
y comí en su vida

ella me habló de paseos por los suburbios
y me platicó de hombres a caballo
que silbaban a su paso en Coyoacán y Churubusco
yo sentí celos de lo que sus ojos vieron
y de lo que no vieron

finalmente al alba dormimos
como un cuerpo solo
sin plazas y sin calles
sin caras y sin nombres
rodeados por las sombras del país inmenso


 


PUTAS EN EL TEMPLO


a André P. de Mandiargues


Llegaron una mañana de septiembre
cuando ya se habían ido los turistas
En los cuartos arruinados abrieron sus maletas
se cambiaron los vestidos
y por un momento desnudas frente al templo
fueron aire carnalizado
Las golondrinas huyeron de sus cuerpos
al entrar ellas en el recinto oscuro
y sus voces gárrulas sonaron en los muros
como el ave más trémula en la tarde
Al ponerse el sol los hombres de los pueblos
vinieron a buscarlas
e hicieron el amor con ellas en camas plegadizas
que parecía iban a caer sobre las piedras
y después en la noche
A lo lejos se oyeron los perros los árboles
los hombres la pirámide y el llano
cantar el mismo murmullo de la vida
Y por semanas bebieron y amaron en la ciudad antigua
atravesando al moverse fantasmas y perros de la muer-te
hasta que una mañana la policía vino a arrestarlas
en un coche viejo
y se fueron de Uxmal bajo la lluvia

 


TEZCATLIPOCA, I

Esa sombra
esa discordia
ese ojo que traspasa piedras
esa rama seca en el árbol
esa llaga en el pecho de la niña
esa desilusión (disolución) en las cosas del hombre
esa rabia de perro del hombre
esa soledad en la cuchara en los muros
ese aire
esa aflicción
ese espejo
en el que han de desvanecerse las cosas

 


CRIMEN

La casa sin puerta. La ventana sin vidrios. El tejado con las tejas rotas. La jaula con los alambres torcidos y sin pájaro. La vaca en el lodo. El perro echado, lleno de moscas. El tapete roído. El barril de pulque desfondado. El gallo sin cresta. La carretilla sin ruedas, recargada en la pared. Un hombre flaco, barbón, con el pantalón parchado, los zapatos sin calcetines, bebe de un jarro agujerado. Dos rancheros bajo un árbol, con los sombreros sobre la frente, empuñan sus machetes.
Kilómetros y kilómetros de llano, de nadie, de cactos y de polvo.

 


De Construir la muerte (1982)
De un día de diciembre
Entierro
Tristeza postcoital
Zona roja
How poor a thing is man
[El rey Nezahualcóyotl pintó en su cara]
Sueño en Tenochtitlan
Teotihuacan
Fray Gaspar de Carvajal recuerda el Amazonas



Le continuel ouvrage de votre vie, c’est bâtir la mort.
Montaigne


DE UN DÍA DE DICIEMBRE

Desde temprano
pesada de sueño la mujer
arrastró su cuerpo fatigado
por las horas iguales
y de gris en gris
llegó a la noche sin despertar

Todo su día fue oscurecer

 


ENTIERRO

En sucesión los coches funerarios
pasan junto al mercado de las flores
como si a la calle populosa la cruzara
un largo olor a muerto

Sólo por un momento
porque la tarde que huele a negro
a gasolina y grito
huele también a luz

 


TRISTEZA POSTCOITAL

Velozmente
en la noche
en cama estrecha
viendo pasar las luces
en el horizonte
pareja
hace rápidamente
el amor en el tren

(luego
sentado uno frente a otra
con las luces prendidas
tristeza postcoital)

 


ZONA ROJA

Como una ternera de carne amoratada
la hija del jardinero en la vitrina azul

 


HOW POOR A THING IS MAN

Nací en la Calle Pobreza
esquina con Injusticia

mis padres fueron Dignidad
y Mañana Tal Vez

siempre a la puerta del palacio
de la señora Rectitud

desde muy joven aprendí
a comer aire

y a apreciar lo Invisible
en la escuela de la Privación

Un día de lluvia
porque estaba allí

mojé mi puñal
en el pecho de un general

y pasé veinte años
en la casa de la Realidad

ahora soy libre
para correr las calles

de Nuestra Señora la Ciudad
acompañado de Desgracia y Vejez

 


EL REY NEZAHUALCÓYOTL PINTÓ EN SU CARA
siete líneas de vida

en cada raya iba el sonido
que hace la luz en el aire

y en el sonido el color
que hay en las cosas

pero un día la lluvia lavó en su cara
las siete líneas de vida

y el rey miró en el agua
los ojos de otro Netzahualcóyotl que lo miraba

(por sus miradas pasó la vida)

 


SUEÑO EN TENOCHTITLAN

1

Toda la noche
entre las casas blancas
atravesé el canal
los remos cortaban en el agua
el verde silencioso de los sauces
y revolvían las sombras de los templos
Del otro lado del canal
en una barca amarilla venías tú
con la cara pintada de rojo
y por un momento nuestras barcas
se cruzaron bajo el puente azul
y ya no pude seguir
tus ojos que me miraron
clavaron en mi corazón
flechas de luz


2

Tus ojos dejaron en el aire
pájaros azules
y tu cuerpo dejó a su paso
cuerpos luminosos
alrededor de ti todo se calmó
las gentes que pasaron por las calles
entraron una en otra
sin salir de sí mismas
yo atravesé tu cabeza transparente
yo levanté tus manos impalpables
yo bebí luz de tu pecho
yo

un gallo negro nos despertó

 


TEOTIHUACAN

Idos los hacedores de soles y de lunas
los constructores de templos y de tumbas
desvanecidos los dioses en los cerros
y perdidos los hombres en la noche
por la desierta calle sólo vaga un perro hambriento
con toda el hambre de la historia en sus entrañas
y todas las puertas cerradas a su paso

¿Quién siguiéndolo por la Calzada de los Muertos
atravesando los espectros que flotan en la tarde
entre serpientes mariposas y pájaros
al penetrar el espacio de la ciudad fantasma
no ha de llegar por siempre al destino del hombre?

Aquí donde se construyó una y otra vez
el templo sobre el templo y el hombre sobre sus cenizas
aquí en el poniente extremo
donde se precipitaron juntos sacerdotes y edades
y donde el quinto Sol se ha de hundir en la noche terrestre
brilla todavía nuestro sol cotidiano
Muertos los dioses y deshechas sus obras
los siglos al final se hacen palabras
ruinas mordidas por la luz y el viento
y el hombre en su agonía no sabe
hacia dónde reclinar la cabeza
ni con qué voces dirigirse a la muerte
mientras por el valle desolado sólo pasa
el más inasible de los dioses el aire

 


FRAY GASPAR DE CARVAJAL RECUERDA EL AMAZONAS

Viejo y enfermo
no tengo miedo a la muerte:
ya morí muchas veces.
Por el río grande he navegado
y he visto sombras colgando de la luz
y ecos brotando del sonido sordo
que provoca el choque
de las aguas con el mar abierto.
De entre las ramas cálidas
de la máscara verde de la orilla
he visto surgir la flecha emponzoñada
y he visto caer del cielo
como aguja y tizón
el rayo y el calor.
Debajo de todo lecho
hay un esqueleto acostado
y en toda agua corre
una serpiente de olvido.
Más difícil es ser
un viejo que tiene frío
en las horas que preceden al alba
y sentir dolor de huesos
en la estación de lluvias
que seguir en un barco perdido
el cauce del río más caudaloso del mundo.
Como todo hombre,
día tras día he navegado
hacia ninguna parte
en busca de El Dorado,
pero como todo hombre
sólo he hallado
el fulgor extremo de la pasión extrema
de este río,
que por sus tres corrientes:
hambre, furor y cansancio,
desemboca en la muerte

 


De Imágenes para el fin del milenio (1986)
Vientos de piedra
Monte Albán
Las momias
Lluvia en la noche
[Un día un hombre olvida]
[Las palabras no dicen]
[El cuerpo de la mujer es inmenso]
Asombro del tiempo




VIENTOS DE PIEDRA

Cuando el viento huía por los llanos
el hombre vino y lo hizo piedra
cuando el sol caía por sus rayos
el hombre vino y lo hizo piedra
cuando la serpiente corría por el tiempo
el hombre vino y la hizo piedra
capturó a la muerte con los ojos
apresó a lo invisible con las manos
fijó la impermanencia en una forma
y en todas esas formas metió dioses

Pero el viento metido en una piedra
se hundió en el polvo y en la hierba
el sol del mediodía bajó a la noche
y la serpiente emprendió el vuelo
la muerte salió de su escultura
se fue a los caminos y a los pueblos
y desde entonces anda con cabeza humana
El hombre fantasma de sí mismo
fue demolido por sus propios dioses
De todo aquello hubo lo que quedó al principio:
unas piedras

 


MONTE ALBÁN

Aquí cayó la luz.
Aquí el olvido se hizo piedra,
ceniza y lodo,
hueso y cráneo.
Aquí el aire se hizo ave,
el vuelo árbol,
el hambre hombre,
el valle fuga
y el monte lluvia verde.
Aquí el hombre volvió al barro,
regreso al silencio,
se metió en la noche.


 


LAS MOMIAS

Solo entre las momias me pregunto
si el destino de toda carne no es el horror.
Su condición presente borra todo pasado
y sólo expresa una desolación
perpetuada en una mueca fija.
“¿Para esto hemos nacido?”, gritan en silencio,
“¿para que los viajeros del tiempo
vengan a ver el rostro de la Muerte?
¿Para que en el espejo de su porvenir
vean en qué ruina se convierten?
Lejos estamos de nosotras mismas
en una carroña que no duele.
Quiera Dios concedernos un día
el reposo anónimo del polvo.”

 


LLUVIA EN LA NOCHE

Llueve en la noche
sobre las calles húmedas y los tejados viejos

sobre los cerros negros
y los templos de las ciudades muertas

En la oscuridad oigo la música ancestral de la lluvia
su paso antiguo su voz disuelta

Ella hace caminos en el aire
más rápidos que los sueños del hombre

hace senderos en el polvo
más largos que los pasos del hombre

El hombre morirá mañana
morirá dos veces

una como individuo
y otra como especie

y entre los relámpagos y las semillas blancas
que atraviesan las sombras

hay tiempo para todo un examen de conciencia
tiempo para contarse la historia humana

Llueve
Lloverá en la noche

pero en las calles húmedas y en los cerros negros
no habrá nadie para oír la lluvia

 


UN DÍA UN HOMBRE OLVIDA
un mar un continente y un planeta

olvida las facciones de su padre
y las huellas de su propia mano

olvida el fulgor de sus ojos en otros ojos
y el sonido del agua en su cabeza

olvida el timbre de su voz y el ruido de su sueño
que despierta a otros pero no a sí mismo

olvida el traje y la casa que habitó
la calle y la ciudad que lo olvidaron

olvida el amor la revelación la muerte
el espejo que no devuelve ya su imagen

Un día un hombre se olvidará a sí mismo
olvidará que olvida

 


LAS PALABRAS NO DICEN lo que dice un cuerpo
subiendo la colina al anochecer
las palabras no dicen lo que dice un colibrí en el aire
al mediodía
las palabras no dicen lo que dice un perro esperando a
su amo que nunca volverá
las palabras no dicen lo que dice el paso de la mujer y
el movimiento en el árbol de la mañana
las palabras no dicen lo que siente un fresno al ser
fulminado por un rayo
las palabras no dicen la sensación de nacer de amar y
de morir
las palabras son las sombras atadas a los pies de un
hombre que avanza demasiado rápido entre la
multitud
son párpados de sueño con que el hombre cubre el
amor que no alcanza a comprender

 


EL CUERPO DE LA MUJER ES INMENSO
el cuerpo de la mujer nunca se acaba
es profundo como un túnel
que mira hacia dentro de la tierra

Bloqueada en sus orillas
abrazada en sus ángulos
cubierta en sus bocas
por todos los cuerpos de este mundo

los labios no pueden sellarla
las manos no pueden asirla
el deseo no la penetra
el amor no la alcanza

 

 


ASOMBRO DEL TIEMPO
(Estela para la muerte de mi madre Josefina Fuentes Aridjis)


Ella lo dijo: Todo sucede en sábado:
el nacimiento, la muerte,
la boda en el aire de los hijos.
Tu piel, mi piel llegó en sábado.
Somos los dos la aurora, la sombra de ese día.

Ella lo dijo: Si tu padre muere,
yo también voy a morir.
Sólo es cosa de sábados.
Cualquier mañana los pájaros
que amé y cuidé van a venir por mí.

Ella estuvo conmigo. En mi comienzo.
Yo estuve con ella cuando murió, cuando nació.
Se cerró el círculo. Y no sé
cuándo nació ella, cuándo morí yo.
El rayo umbilical nos dio la vuelta.

Sobre la ciudad de cemento se alza el día.
Abajo queda el asombro del tiempo.
Has cerrado los ojos, en mí los has abierto.
Tu cara, madre, es toda tu cara, hoy que dejas la vida.
La muerte, que conocía de nombre, la conozco en tu cuerpo.

Dondequiera que voy me encuentro con tu rostro.
Al hablar, al moverme estoy contigo.
El camino de tu vida tiene muchos cuerpos míos.
Juntos, madre, estaremos lejanos.
Nos separó la luna del espejo.

Mis recuerdos se enredan con los tuyos.
Tumbados para siempre, ya nada los tumba.
Nada los hace ni deshace.
Palpando tu calor, ya calo tu frío.
Mi memoria es de piedra.

Hablo a solas y hace mucho silencio.
Te doy la espalda pero te estoy mirando.
Las palabras me llevan de ti a mí y de mí a ti
y no puedo pararlas. Esto es poesía, dicen,
pero es también la muerte.

Yo labro con palabras tu estela.
Escribo mi amor con tinta.
Tú me diste la voz, yo sólo la abro al viento.
Tú duermes y yo sueño. Sueño que estás allí,
detrás de las palabras.

Te veo darme dinero para libros,
pero también comida.
Porque en este mundo, dicen,
son hermosos los versos,
pero también los frutos.

Un hombre camina por la calle.
Una mujer viene. Una niña se va.
Sombras y ruidos que te cercan
sin que tú los oigas, como si sucedieran
en otro mundo, el nuestro.

Te curan de la muerte y no te salvan de ella.
Se ha metido en tu carne y no pueden sacarla,
sin matarte. Pero tú te levantas, muerta,
por encima de ti y me miras desde el pasado mío,
intacta.

Ventana grande que deja entrar a tu cuarto la ciudad
de cemento.
Ventana grande del día que permite que el sol se
asome a tu cama.
Y tú, entre tanto calor, tú sola tienes frío.

Así como se hacen años se hace muerte.
Y cada día nos hacemos fantasmas de nosotros.
Hasta que una tarde, hoy, todo se nos deshace
y viendo los caminos que hemos hecho
somos nuestros desechos.

Sentado junto a ti, veo más lejos tu cuerpo.
Acariciándote el brazo, siento más tu distancia.
Todo el tiempo te miro y no te alcanzo.
Para llegar a ti hay que volar abismos.
Inmóvil te veo partir, aquí me quedo.

El corredor por el que ando atraviesa paredes,
pasa puertas, pasa pisos,
llega al fondo de la tierra,
donde me encuentro, vivo,
en el comienzo de mí mismo en ti.

Números en cada puerta y tu ser pierde los años.
Tu cuerpo en esa cama ya sin calendarios.
Quedarás fija en una edad, así pasen los siglos.
Domingo 7 de septiembre, a las tres de la tarde.
Un día de más, unos minutos menos.

En tu muerte has rejuvenecido,
has vuelto a tu rostro más antiguo.
El tiempo ha andado hacia atrás
para encontrarte joven. No es cierto
que te vayas, nunca he hablado tanto contigo.

Uno tras otro van los muertos, bultos blancos,
en el día claro.
Por el camino vienen vestidos de verde.
Pasan delante de mí y me atraviesan. Yo les hablo.
Tú te vuelves.

Pasos apesadumbrados de hombres
que van a la ceremonia de la muerte,
pisando sin pisar las piedras
de las calles de Contepec,
con tu caja al cementerio.

Tú lo dijiste un día:
todo sucede en sábado:
la muerte, el nacimiento.
Sobre tu cuerpo, madre, el tiempo se recuerda.
Mi memoria es de piedra.

 

México, D.F., 2 de septiembre de 1986
Contepec, Michoacán, 7 de septiembre de 1986

 


De Nueva expulsión del paraíso (1990)
Los años
Elio Antonio de Nebrija, Gramático en guerra
De hambres y hombres
Presencia, completa ausencia
Los ríos
Gente
Árboles

LOS AÑOS

I

En nuestras manos no están los años,
los años están en sí mismos
más allá de nosotros.
En nuestras manos está el aire.

II

Los años están en su lugar, en apariencia,
porque fijándonos bien
no hay un lugar
donde estén los años.

III

Uno nunca se fija dónde pone los años,
o dónde cree ponerlos;
los días se quedan en nosotros
y no miran el lugar donde se han ido.

IV

Un año no nos lleva a otro,
se lleva a sí mismo;
o nos deja en nosotros,
mirándonos entre año y año.

V

Los años son como las cosas,
no nos sienten cuando los tocamos,
cuando mucho nos tocan
sin sentirnos.

VI

Al año próximo nunca llegamos,
nos quedamos en el año presente,
en nosotros,
de donde nunca salimos.

VII

Estábamos afuera de nosotros
cuando miramos pasar el año,
y nunca supimos que mirábamos
pasar nuestra ausencia.

VIII

Quizás en otro mundo
aquello que miramos un momento
no fue un momento,
fue un tiempo más largo que nuestra propia vida.

IX

Aprendemos a hablar cada día el mundo,
y creemos saber por completo
el lenguaje del año,
cuando ya nos deja.

X

El año es quizás el juego serio
de la vida en la tierra,
de lo que se da sin darse
y de lo presente ausente.

 


ELIO ANTONIO DE NEBRIJA, GRAMÁTICO EN GUERRA

La palabra es el pensamiento
pronunciado en la boca.

Fr. Hortensio Félix Paravicino,
Marial y Santoral, f. 159.

...que a no ser de Dios palabra,
no la obedeciera el tiempo.

D. Antonio de Mendoza,
Vida de Nuestra Señora.
Dejó su nacimiento, Guadalquivir abajo;
dejó los años de su niñez en su tierra
para pasar a Italia y restituir los autores latinos desterrados
de España.
Volvió a Salamanca, abrió tienda de la lengua latina
con la intención de desbaratar la barbaria
tan ancha y luenga mente derramada.
La barbaria imperante en todas las ciencias
tenía que combatirse con el arma de la gramática:
que al borde de la ventana el ver y el verde
deben ir con el verbo y la verdad.

Elio Antonio de Nebrija, en la Universidad de Salamanca,
habló la contienda, verificó el campo de batalla,
confrontó a los vendedores de términos,
a los maestros que tenían profesión de letras
y el hábito de echar por la boca verbos;
provocó y desafió, denunció guerra a sangre y fuego:
que no es el mundo palabras ociosas,
y si hablásemos la lengua original
podríamos recobrar el paraíso.
(Su desconocimiento nos hace extranjeros en la tierra.)

Vencidos los gramáticos, triunfó sobre los juristas,
que no habían digerido los Digestos de Justiniano;
atacó a los teólogos que equivocaban la Escritura;
derrotó a los médicos, confundidos en las obras de Plinio,
y a los historiadores, ignorantes de las Antigüedades
de España.

Examinó a los maestros lengua de buey, lengua de perro,
lengua de estropajo y lengua de víbora,
desentendidos en las voces con que el hombre articula
sus conceptos.
Hasta que lo venció la muerte, verbosa de oscuridad,
que aun el otro mundo tiene su lenguaje propio.

 


DE HAMBRES Y HOMBRES

El hambre que horada
Las paredes del hombre,
busca salir al aire.

Ocupación de hombre:
hilar horas
con la aguja del hambre.

Matar el hambre
es matar al hombre,
porque no hay hambre sin hombre.

El hombre
no hace años,
hace hambres.

En el hombre,
la hembra
enhebra hambres.

El hambre es un halcón
encerrado
en las paredes del hombre.

En este mundo de hombrientos,
no hay mayor placer
que el de hartar hambres.

El hombre tiene hambre,
hambre de aire,
hambre de sed,
hambre de hombres.

 


PRESENCIA, COMPLETA AUSENCIA

Abrí la puerta,
vi el dios;
no tenía manos,
no tenía pecho,
no tenía pies,
no tenía cara,
no tenía sexo,
no tenía sombra.

Presencia, completa ausencia.

 


LOS RÍOS

Naturaleza de los ríos es correr
y su verbo fluir.
Han caído del cielo,
de la lluvia o del cerro.
Llevan en sus cauces sapos y sangre, sauces y sed.
Algunos fueron concebidos en lechos de amor
por mujeres mortales,
y dieron nacimiento a héroes, a tribus
y a hombres secos de todos los días
que los llevan por nombre.
Son figurados como un cuerpo verde
con las piernas cruzadas y los brazos abiertos,
un espejo cambiante que refleja a un ojo que huye,
un agua dulce que camina de prisa.
En la adoración de las gentes
merecieron un altar, no un templo;
se les arrojó en sacrificio caballos y bueyes,
doncellas vestidas de los atavíos
de una diosa con la cara amarillenta.

En este valle verdusco,
antes corrían ríos rutilantes,
cenizos, castaños y cárdenos,
púrpuras, perdidos y pardos;
quebrajosos, vocingleros, berreando
bajaban de la montaña humeante,
salían a los llanos lerdos,
tentaban a la temprana Tenochtitlan.
Hoy van mugiendo entubados, menguados,
pesados de aguas negras, crecidos de mierda;
ríos sin riberas, risibles, con riendas,
rabiosos, rabones, ruidosos de coches;
avanzando a tumbos por la ciudad desflorada,
desembocando en los lagos letales,
y en el marcado mar, que ya no los ama.

 


GENTE

Alejandro Martínez Morales,
nació en Contepec, Michoacán,
en mayo de 1916,
un día del cual no se acuerda.
Desde hace 44 años recoge el correo
que deja el tren de México
en la estación ferroviaria,
y lo lleva al pueblo de Tepuxtepec,
corriendo por el llano como un viento.
Dice, que nunca le ha llegado carta.

 


ÁRBOLES

En el lugar donde el árbol cayere, allí quedará.
Eclesiastés, 11,3.

Veo hombres como árboles que andan.
San Marcos, 8, 24.

Son las fuerzas de Dios parecidas a las de un árbol.
El Bahir
1

Mi madre me dio un ciprés
para que creciera bajo su sombra;
yo busqué una arboleda
para andar bajo sus alas.

2

Nada más natural que adorar a un árbol,
cubierto nuestro día de follaje azul.

Nada más natural que subir caminos verdes
hasta alcanzar el fin de nosotros mismos.

3

Aun en sueños, los pies andan bosques desaparecidos;
aun cerrados, los ojos miran follajes inexistentes;
aun cortada, la mano acaricia la rama que se ha ido.

4

El hacha del espíritu
es la que derriba más árboles.

5

Así pasen los siglos,
los fantasmas del bosque
perseguirán al talador impío.

6

El espíritu del talamontes
andará siglos de mediodías
buscando sombra
en un bosque de árboles talados.

7

En este siglo,
el hacha del mal
se vuelve contra la idea de árbol.

14. Detritus Federal

Frente a los volcanes invisibles,
en los basureros de las laderas peladas,
pastan los hombres
su smog de cada día.

17

Arrasado el bosque de tu infancia, ¿adónde voltearás
para hallar tus pasos que no hicieron camino en el día
verde?
Cortados los oyameles de tus años de niño, ¿adónde
escucharás
la voz del poema, que como serpiente herida, volaba
entre las ramas?
Caídos los muros de tu casa, ¿adónde descansarás
cuando la tiniebla invada las cavernas de tu cuerpo?
Talado y quemado el cerro de tu pueblo, ¿a qué cima llegará
la Mariposa Monarca, imagen de la resurrección del invierno?

28

Los hijos de Caín
van por el mundo
matando hombres
y derribando árboles.

38. Tema de Yeats

Fue más bella que mi primer amor
esta encina en la niebla.

 


De El poeta en peligro de extinción (1992)
Un poema de amor
[No sólo los idiomas de los hombres mueren]
Retrato de mi padre con tijeras
El poeta en peligro de extinción
El vacío

 


UN POEMA DE AMOR

Cuando hable con el silencio

cuando sólo tenga una cadena
de domingos grises para darte

cuando sólo tenga un lecho vacío
para compartir contigo un deseo
que no se satisface ya con los cuerpos de este mundo

cuando ya no me basten las palabras del castellano
para decirte lo que estoy mirando

cuando esté mudo de voz de ojos y de movimiento

cuando haya arrojado lejos de mí
el miedo a morir de cualquier muerte

cuando ya no tenga tiempo para ser yo
ni ganas de ser aquel que nunca he sido

cuando sólo tenga la eternidad para ofrecerte
una eternidad de nadas y de olvido

una eternidad en la que ya no podré verte
ni tocarte ni encelarte ni matarte

cuando a mí mismo ya no me responda
y no tenga día ni cuerpo

entonces seré tuyo
entonces te amaré para siempre

 


NO SÓLO LOS IDIOMAS DE LOS HOMBRES MUEREN
no sólo el bronce de la cabeza de Sulla se abre
no sólo el tigre de Bali se extingue

hay lenguajes privados que se apagan
hay sueños que nos rompen los ojos
hay animales nuestros que mueren de irrealidad en la calle

No sólo los panteones de las épocas pasadas
están llenos de dioses olvidados
el amor de los hombres está hecho de palabras perdidas

 


RETRATO DE MI PADRE CON TIJERAS

Llueve en Contepec, mi padre está en la tienda
y las tijeras en su mano se abren como dos cuchillas.

Las tijeras al cerrarse rasgan la manta, tela de pobre,
como si la vida se vendiera por centímetros.

El metro sobre el mostrador ignora lo que mide,
¿o su madera mide en secreto la tristeza de mi padre?

Porque tendero y cliente parecen cortados por la misma
tijera,
la de la tristeza sin razón ni límite.

Llueve en Contepec, la tarde empedrada viene por la calle
hacia la casa donde mi madre cuece los duraznos.

Es una tarde verde que anda por los cerros
y abre la puerta del zaguán, puerta de toda maravilla.

 


EL POETA EN PELIGRO DE EXTINCIÓN

1

—El poeta está en peligro de extinción
—dijo el señor de los bigotes.

—El poeta es alguien de otra época
que va por el día diciendo cosas
que nadie entiende —dijo la señora.

—El poeta habla el lenguaje olvidado
de los hombres, mientras un albañil
se cae de un edificio —dijo el comerciante.

—El poeta escribe libros que nadie
quiere publicar ni vender ni leer
—dijo el profesor.

—Deberíamos formar una sociedad
para proteger a los poetas
en peligro de extinción —dijo la señora.

2

—Baudelaire nunca fue popular
—dijo el señor de los bigotes.

—A Dante, después de setecientos años
poca gente lo lee —dijo la señora.

—Góngora, absuelto y resurrecto
ha caído de nuevo en el olvido —dijo el profesor.

—¿Qué podríamos hacer para que el público
conozca más a los poetas? —preguntó el comerciante.

—Nada, absolutamente nada —dijo el poeta.

—¿No decían que esta clase de hombre
estaba ya en peligro de extinción?
—preguntó el señor de los bigotes.

3

Dijo el poeta:
Por las calles del neblumo
ensartar lunas;
en el mundo de la comunicación
expresarse en lenguajes olvidados;
en el mercado de las cosas
que se huelen, se comen y se palpan,
o duran mil años guardadas,
tocar el cuerpo de la mujer inexistente.
Frente a la ventana de mi cuarto
ver pasar a mi doble entre los coches
como a un animal en peligro de extinción.

 


EL VACÍO
(Obra en un acto)

Un cuarto. En las paredes no hay un cuadro,
una grieta, una mancha, una araña.
Del techo, de cordones pelados, cuelgan dos focos fundidos.
La entrada, sin puerta, da a una pared verde sucio.
La ventana, con el vidrio quebrado, no tiene hora.
En un rincón hay una mesa con nada.
En el silencio que sigue no se oyen pasos, voces ni crujidos.
En el cuarto no hay nadie. Nadie llega.
La obra puede durar un minuto o toda una vida.

México, D.F., viernes 27 de diciembre de 1991