Oh, ¿qué ruido es ese...
Oh, ¿qué ruido es ese que redobla en el valle, que estremece al oído, redoblando? Son sólo los soldados escarlata, querida, los soldados que van llegando. Oh, ¿qué luz es esa que potente allá brilla, que veo en la distancia, tan brillante? Sólo es el sol en sus armas, querida, mientras van adelante. Oh, ¿qué es lo que hacen esta triste mañana, qué hacen esta mañana, con todo su aparejo? Sólo sus maniobras habituales, querida, o quizá una advertencia. Oh, ¿por qué de pronto el rumbo cambian y salen del camino? ¿por qué viran? Quizá una contraorden tan sólo, querida, ¿por qué te arrodillas? Oh, ¿por qué no han detenido sus caballos a la puerta del doctor, por qué no paran? No hay entre ellos ninguno que esté herido, querida, no entre ellos. Oh, ¿no será al párroco a quien buscan? ¿al párroco, quizá, de blanco pelo? No. Pasan ante su puerta, querida, pasan sin detenerse. Oh, ha de ser al ladino granjero al que quieren, al granjero que vive ahí, tan cerca. Ya pasaron la granja, querida, y ahora van corriendo. Oh, ¿a dónde vas? ¡quédate conmigo! ¿me engañaban tus votos? ¿me engañaban? No; prometí amarte, querida, mas debo partir al momento. Oh, han roto el candado y en torno a la puerta que han roto están asechando; el ruido de sus botas retumba en el suelo, tienen hambre de fuego sus ojos en llamas.
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