Ocho y media de hastío preñando mi torre de papel El asco ha esparcido ya sus sombras Decreto mi propio toque de queda Promulgo el fin de este día muerto como el día muerto de ayer muerto como el día muerto de mañana y mi oficina abjura de la gran feria del mundo Ahora El Topos Hyperouranios está aquí el Olimpo son las praderas de este cubículo Aquí Venus (la de tetas como soles) hace de mi sangre una anémona me incendia en el fuego de sus Tres Gracias puebla de mirtos mis cabellos y me prodiga la espuma de su mar Aquí Príapo (el hortelano falo siempre vivo hijo tercermundista de Afrodita y Dioniso) recibe este verano mi espiga (hostia de potencia campesina) Hasta aquí llega Dioniso a marcar mi alma con besos eleusinos a seducirme con plegarias de hiedra y vino a compartir conmigo sus sacramentos de orgía (“Haz conmigo lo que te pluguiere: conviérteme en delfín licencioso en la más prístina cepa de tus vides en el canto de las urracas del monte Citerón Llévame contigo al entusiasmo a la bacanal triunfante Del final de los tiempos” le digo) Espero la llegada de Mnemósine para abrevar en la poesía de sus pechos Pronto vendrá Sileno y montará en su asno y su asno montará en los lomos de todos los mortales hasta la absolución del pecado de nacer Antes de terminar este poema esta comarca de máquinas de escribir gavillas de roñoso papiro dedos pintados de secretarias grises archivadores será el Templo Mayor Delfos de los dioses más divinos más humanos
De Bajos fondos
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