Está escrito lo que nos espera y no hay por qué nombrarlo. A qué sumar preguntas por la suerte de los húmeros. Lo que sigue es siempre una ceniza: más prismas de polvo: otro modo de la tierra. El estado de esa materia deslumbra por su ausencia: el hueco de un espacio en el espacio: la trayectoria de la rosa en apertura: el pasaje de la forma pura en su devoración de luz. El Gran Gozne de esa Puerta sería el Gran Goce (negarlo es el Asesinato entendido como una de las malas artes). Nada aumenta el jadeo de una extenuación definitiva ni patente alguna a las tautologías: fin de pozo: detrás del terminar sólo hay terminar salvo que se quiera morigerar (a la postre) con algo en sepia o tinta china. Dejémoslo hasta ahí.
De Alisios, inédito
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