“I wake and feel the fell of dark, not day”
Despierto a sentir la pelambre de tiniebla, no el día. ¡Qué horas, oh qué horas negras pasamos Esta noche! ¡las cosas que viste, corazón; caminos que cursaste! Y más habrá, en la aun más larga dilación de la luz. Con testigo hablo así. Pero al decir Horas digo años, digo vida. Y mi lamento Es de gritos incontables, gritos como cartas muertas enviadas Al muy amado que vive ¡ay! distante. Soy la hiel, soy acedía. El más hondo decreto de Dios Me quiso sabor amargo: mi sabor fui yo; Huesos en mí edificados, la carne colmó, la sangre rebosó la condena. La levadura del ser espíritu una pasta insípida amarga. Veo Que los perdidos son así, y su castigo el vivir Como yo el mío, sus seres sudorosos; y peores.
1885
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