Material de Lectura

Nota introductoria

 

Para José Agustín y Juan Tovar,
pioneros en el terreno.
Y va de nuez: para Parménides
García Saldaña.

 


Siempre se cometerá una doble traición al traducir las letras de las canciones de rock: por una parte, como señalaran Juan Villoro y Claudia Aguirre en esta misma colección, al arrancarlas de su ambiente natural, la música, pierden la mitad de su vigor (si no de su significado), en virtud de que ésta crea la atmósfera que en la literatura escrita crea, por ejemplo, la puntuación. Por otra parte, y este es el problema común de toda traducción, se pierde inevitablemente la sonoridad, los juegos de palabras, la métrica del verso; también esto hace que las letras del rock, transportadas a otro idioma, pierdan en efectividad y, sin la modulación –o el grito–, lleguen a parecemos ingenuas e incluso bobas. No por eso, sin embargo, dejaríamos de traducir esas canciones, porque en ellas (por lo menos eso he tratado de demostrar con las que he incluido aquí) hay cosas que pese a todo no pueden perderse, y que se acercan a la poesía de la misma manera en que lo consiguen las palabras escritas con la expresa intención de convertirse en un texto.

En esta selección encontramos una diversidad de temas y una cantidad de ideas y matices que, de modo contundente, ilustran que el rock no es ni diversión de ociosos ni lavado de cerebros, sino un género artístico, una forma cultural, que puede aportarnos tanto como la pintura o el teatro. ¿Podríamos hablar entonces en términos de penetración cultural? Habría que hacer distinciones: yo creo que sólo se puede hablar de ella en lo que se refiere a la música (sic) que habitualmente se difunde por radio en nuestro país y en el resto de América Latina. Pero esa música no es, ni con mucho, aquella de donde hemos extraído estas canciones. Por desgracia, sí, el inglés no es (y esperemos que no lo sea nunca a nivel de imposición) un idioma de uso corriente en México. Ello priva a muchos de gozar plenamente los contenidos reales del rock. Un poco por eso hemos hecho esta breve antología; eso nos sirve como intención y pretexto. En cuanto al valor del rock en sí, me parece que David Crosby ha logrado definirlo mejor que nadie: "Los artistas de cualquier otro campo de creación han estado diciendo desde hace mucho tiempo lo que ahora dice el rock. No nos olvidemos de los escritores. Ellos son los que han dicho más cosas y de modo más complejo, más fuerte y más literariamente, con más valores y a muchos más niveles que nosotros. Lo que sucede con nosotros es que somos artistas masivos, con acceso a los medios de difusión." Esa es su ventaja. En nuestra época los músicos y cantantes han cubierto, hasta cierto punto y a su manera, la función de la poesía popular y nacionalista. Sólo por esto último, quizá, es molesto que el rock sea tan popular en nuestro país, siendo que, como apuntábamos arriba (y a pesar de tratar de realidades semejantes), se comprende realmente poco. Pero no está lejos la hora en que nuestros países encuentren sus propias, nuevas, formas musicales; los años recientes nos han dejado ver algo de eso. Es obvio que el rock jamás podrá ser un estilo musical que eche raíces entre nosotros, entre otras cosas, porque proviene de una distinta tradición histórica y porque, como ha dicho McLuhan atinadamente, "en el rock el idioma y la música son indesligables. Las inflexiones del inglés, su particular pronunciación y sonido le permiten crear una totalidad coherente y compacta." No obstante, podemos —y de hecho así ha ocurrido, en el caso, por ejemplo, de la nueva trova cubana—, asimilarlo como influencia. Lo único que por ahora pedimos a la nueva música de nuestros países es que abandone un poco las lamentaciones y mire más hacia la realidad en una forma catártica, como lo hace el rock. Esto sucederá, por supuesto, en la medida en que los cambios políticos, los movimientos sociales, nos conduzcan (y habrán de conducirnos, sin duda) a un mejor nivel de convivencia. En ello radica gran parte de nuestra oportunidad, de nuestro deseo de vivir una nueva cultura, una cultura que realmente nos acerque a la vida.

 

Rafael Vargas