Estetoscopio
Pon el oído sobre el pecho de ese país del diluvio y la luna con pálidas mandíbulas de plata enmascarado de malaria en un celeste distrito prohibido en el plumaje real de las hojas escucha allí adentro el sordo crujido de los roperos de la muerte hinchándose con la dilatación del invierno el graznido de la pantanosa región del delta toda esa agua inmovilizada por las estrellas en semejante esplendor enemigo mira encenderse bajo la sombra de la niebla el filamento eléctrico de la muerte el amenazante sueño de una raza en el revés de la tierra Escucha en tu cerco (y uno es siempre extranjero) los fantasmas filtrados entre las raíces escucha escucha el trueno del monzón subterráneo el ronquido de las cebollas enterradas hace mil años el crótalo del hormiguero que se ramifica el corazón azul de los monos la savia terrible que nutre esas hojas vampiras el zumbido de los muertos preparando su cena y su salto Escucha ese corazón delator de detritus que ascienden hacia ti cal viva minerales comidas del tiempo y más abajo el grito del negro injuriado el tumulto del saqueo el susurro de plegarias en la iglesia llena de cuernos de búfalo y el blues del jabón nupcial de la amante desnuda en un líquido perfumado que fosforece en el país que ya no verás nunca (Y nadie quería volver a nacer cubierto de escamas rojas coronado de murciélagos en el gran final en el héroe indecente en el usurpador con espalda de cerdo nadie quería ser amputado por la selva beber esas esponjas tenebrosas de la niebla escuchar en esa lengua del revés del agua del revés de las frutas oír allá adentro ese chasquido de tu piel sola sobre tus huesos olos)
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