Tierra tatuada antes de dormir
Abanicos de plátanos que se abren en la noche las bordas del cielo con las calabazas del Amazonas y el olor de los jíbaros fértiles cabelleras que devoran los hombros de servidoras salvajes como sueños paisajes nocturnos ardorosos como machos espacios y ortopedias anónimas perdidas en aires de provincia muebles sofismas cónyuges artesanías gualdrapas catecismos y falsas ceremonias dominicales fuegos y partidas de las que se desprenden andenes y campanas canallas y aserraderos restos de olas piedras y hostias casullas y lagartijas vestiduras insanas bisturíes calcetines sagrados y hojas de afeitar senos remotos orejas trozos de ópera nucas actitudes espectrales con sexos vivos inexistentes colgaduras berlinas de duelo sandwiches y guarniciones de plazas fuertes desconocidas canciones anómalas muías y sacerdotes leporinos con sotanas viscosas de las que salta un mono azul visible de lejos mercaderías tropicales escalinatas estaciones baldías y nupcias en pueblerinos deshabitados a los que arriban lentos fardos por el río con pájaros embalsamados y ebrios de campaña cubiertos de orquídeas y puñaladas luces de tren casuarinas ausencias inexplicables y expediciones de infancia extraviadas en enormes helechos canela marina playas plumas adulterios ropas sacudidas en los tejados y la estatuaria del cielo cornetines especies lentejuelas genitales y tribus aullando con piedras preciosas incrustadas en el vientre ladridos... zodíacos... ¡Oh recuperación de la inocencia cosas en libertad desnudez de fin del mundo corriente de sargazos y de límites que se desfondan! Es un conglomerado de nubes y relaciones instantáneas una vacilación de reinos una tierra indecisa poblada de linternas cuyas luces atraen a esas mulatas abrasadoras formadas un instante por el aliento de la estación y el brillo del camino bajo la luna Vínculos inusitados objetos deformes y lugares hirvientes entre los muros de un ataúd de fuego Un vago inventario de alma Un continente que oscila entre la luz y el sueño ¡Y tantas maniobras del oleaje tanto territorio que se desvanece en espumas alrededor de mi lecho derramando todos sus milagros y sus confusiones en este gran cuenco nocturno de antes de dormirme en el gran cielo central de la mujer lejanísima que ahora respira una vez más como una isla de pasión entre mis brazos!
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