La prisionera
Perro no toques esos senos donde las más delicadas violetas orgánicas serán un hervidero de escorpiones un ladrido baldío en la ribera caliente de esa sirvienta de las hojas que ha trabajado tanto para esas flores enormes del martirio para los arrozales con el gatillo del pantano al rojo vivo del silencio y la terrible prisionera no cae no cede únicamente insulta con su gemido de supliciada Perro no toques ese pelo mordido por la lluvia entre las lentas pantallas del follaje en la sombra de la injusticia ella la empecinada la desnuda entre las hojas cómplices No toques ese cuerpo conectado a las fibras de un pueblo de dientes fulgurantes conectado a la savia y a la luna que recoge esos muertos de una negra cosecha al grito del amor y del monzón al alarido del soldado consumido por un soplo de gelatina ardiente Esa presa es tantálica como el país sin sueño que defiende ese país de plantaciones de odio que se contagia de hoja en hoja Esa presa tantálica.
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