Inadaptación
Mi brazo de mar no cabe en la cocina mi otra mano del Golfo de México tiene una fosforescencia de travesía y un garfio de estibador clavado en la palma y se abre como un delta para derramar su reguero de luciérnagas y estremecimientos Maldito sea y tampoco mis labios tienen conducta ni sentido como una herida desesperada que mezcla en la sombra todas las brazas del ocio y de la noche y tan ávidos que bajo sus besos suelen dormir bellos cuerpos inciertos ¡tantas llamas exhalando el destello de la demencia y el olor de las dársenas! También mi cabeza es inapta como un hormiguero usado como velador como una esperanza en este lugar de desencuentros como un indicador de caminos en este país de élitros rotos y de insectos aplastados por la luz Estéril como un médano de mi lengua saborea el mar ponderando la delicia de la alimaña que orina en un cáliz A cada paso pueden cortarme los pies pueden clavarme como a un murciélago sobre la puerta dorada del día ¡Y yo no tengo costumbres ni abuelos porque bebo mi vino y lo injurio para bendecir sus grandes resortes secretos que levantan en vilo el peso muerto de la tierra!
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