Voy a incrustarme en el silencio de donde no debí salir. Cuando háse de retornar débese siempre no venir y en su retiro se quedar: voy a incrustarme en el silencio. Es hora tiempo de callar: lo que se tiene por decir vale una arena de la mar o un rebrilleo del zafir. Voy a incrustarme en el silencio de donde no debí salir como no fuera por vagar en torno al tema de se ir dentro de sí, que ya es errar:
Voy a incrustarme en el silencio.
(De Fárrago, 1954)
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