¡Escuchen! Si las estrellas se encienden, ¿quiere decir que alguien quiere que ellas estén? ¿quiere decir que alguien llama a estos escupitajos? ¿quieren decir que alguien llama a estos escupitajos perlas? Y, agotado en la borrasca de polvo del mediodía, irrumpe ante Dios; teme haber llegado tarde, llora, le besa la nudosa mano, pide ¡que sin falta haya una estrella! jura ¡no soportará este tormento sin estrellas! Y después camina ansioso, pero tranquilo por fuera. Le dice a alguien: "¿Ahora estás bien? ¿No tienes miedo? ¡¿Sí?!" ¡Escuchen! Si las estrellas se encienden, ¿quiere decir que a alguien le hacen falta? ¡¿quiere decir que es necesario, que cada tarde sobre los tejados se encienda al menos una estrella?!
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