Desde la aguja de la antigua torre, solitario gorrión, a la campiña cantando vas en tanto muere el día; y yerra la armonía por este valle. 5 En torno primavera brilla en el aire, y en el campo exulta, tal que al mirarla se enternece el pecho. Oyes greyes balar, mugir ganado; los pájaros contentos, en parvada, 10 van por el libre cielo en sus giros, festejando sin fin su mejor tiempo: tú, pensativo, aparte, el todo miras, no compañía, no vuelos, no curas alegría, esquivas gozos; 15 cantas, y así rebasas la bella flor del año y de tu vida. Ay, imas cuán semejantes tu costumbre y la mía! Solaz y risa, 20 de la primera edad dulce familia, y tú, de juventud hermano, amor, suspiro acerbo de provectos días, no curo, no sé cómo; sino dellos más bien huyo muy lejos; 25 casi eremita, y ajeno a mi lugar nativo, paso de mi vivir la primavera. Este día que ya cede a la noche, se suele festejar en nuestro burgo. 30 Oyes en lo sereno un son de esquila, y a menudo un tronar de férreas cañas, que a lo lejos retumba por las villas. Vestida para fiesta, 35 toda la juventud deja sus casas y anda por las calles; mira, es mirada, y en el cor se alegra. Yo, solitario, en esta remota parte a la campiña salgo; 40 todo deleite y juego difiero hacia otro tiempo: y la mirada tendida al aire dulce me hiere el sol, que entre lejanos montes, tras el día sereno, 45 cae y se esconde, y decir parece que la dichosa juventud se esfuma. Tú gorrión solitario, en el ocaso del vivir que han de darte las estrellas, 50 por cierto tu costumbre no negarás; pues de natura es fruto todo vuestro deseo. Mas yo, si de vejez el detestado umbral 55 evitar no pudiere, cuando estos ojos mudos sean al alma de los demás, y hueco les sea el mundo, y el día futuro más tedioso y tetro que el día presente, ¿qué tales deseos? 60 ¿qué me parecerán estos mis años? ¿qué de mí mismo? Asaz lamentaréme, mas sin consuelo volveré al pasado.
|