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Para quien pretenda conocer a un poeta |
Es difícil conocer el corazón de un poeta. A primera vista resulta fácil doblegarlo por la vanidad ensalzarle y hasta aprenderse de memoria unas cuantas líneas suyas. Caminar a su lado y sostener el mar con la mirada, hablar de ciudades irreales, adivinar su amor y sus costumbres, su vida cotidiana, sus odios y rencores. Penetrar el secreto de su técnica, llegar a sus orígenes. Pero ¿quién, bajo lluvia, es capaz, sabe realmente cómo es por dentro ese cuerpo tembloroso, amoroso, maldito, blasfemo o perseguido de un poeta? |