Tres poemas para Efraín Huerta
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Unas pequeñas: nostálgicas palabras al pie de una fotografía Bala expansiva Los frutos cotidianos
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Unas pequeñas: nostálgicas palabras al pie de una fotografía |
Ella, con su sonrisa que todo lo desarma hubiera sido sin lugar a dudas una de tus mujeres predilectas. El más joven amor con sus rubios cabellos y su asombro. Trataría de indagar tus secretos, abriría tus ocultas cajitas de madera como ahora toca tus amados cocodrilos. No llegaste a conocer sus besos apretados. Empezabas a amarla lejana todavía cuando ella no hubiera sabido cómo responder en tu idioma a todas las historias que le hubieras contado. Pero a pesar de eso puedo verla sentada en tus rodillas cubriéndola amorosa tu mirada a ella, la rodeada de ternura la pequeña Varenka.
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Bala expansiva |
Nadie supo jamás su nombre, Efraín. Con paso firme avanzó hacia ti y colocó en tu féretro una rosa y una bala. Hizo una brevísima guardia y se marchó por el sitio por donde había llegado. El hombre –salido apenas de la adolescencia– dio en el blanco perfecto.
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Los frutos cotidianos |
Cuchillito de plata afila las entrañas para que el que te vea huya y deje de acosar tu casa Defenderás lo tuyo eso que fuiste construyendo lento con amor cotidiano esas palabras y también los silencios que sólo a ti pertenecen Iridiscente tu amor nos acompaña nos alimenta como un alga marina. El universo es tu morada y tú eres la medida de todas las cosas y las cosas son a tu medida Las otras transcurrieron nomás como el verano un solo fruto dieron en su tiempo. Yo soy afortunada: recogí las cosechas una a una y el árbol no ha cesado de ofrecerme en tu nombre los frutos cotidianos.
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