El figón
¡Alegría, alegría del jarro de horchata y el vaso de chía! ¡Alegría de las pechugas de los pollos, dorados entre verdes lechugas! Alegría de los pulques curados verdes como la savia y almendrados y teñidos con tuna solferina... Quien apura esos vinos con perfumes de flores, su patriotismo magnifica y siente que ha bebido banderas tricolores y el águila, el nopal y aun la serpiente... Alegría de las enchiladas en el platón, azul y blanco, de la China. ¡Júbilo del pescado en escabeche! ¡Delicia de los moles que guisan las mestizas de Campeche y en Puebla de los Ángeles, las Choles! Alegría de los moles suculentos verdes y prietos y el colorado en cuyo adobo brilla reflejado todo feliz advenimiento y al áureo aljófar del ajonjolí nebulosa del hondo firmamento... ¡Como en un marco del color auribermejo del carey, aún reflejas rendidos a tu ley, oh guiso superior, al Indio Emperador y al hispano Virrey! ¡Júbilo de los chiles en nogada donde brillantes granos de rubí y granate desgrana la granada! Los dulces de alfeñique, regalo del convento al Virrey— do la gragea rizó un Agnus Dei como un dedo meñique... Dulces de coral y marfil yemas y mostachones y el alfajor aquel como la cera blanco y amasado con miel del colmenar monjil... Cajetas de Celaya que hasta lo último se raspan y saben a resina y a niñez. ¡Alegría de las cocadas llenas de cabujones de pasas, almendras y piñones y a fuego doradas!
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