Los zopilotes
Cuando sacrificaban en el Templo Mayor las alas de los zopilotes oscurecían el sol... Y los remeros en sus barcas no miraban a las alturas si del lago las aguas zarcas se tornaban de pronto oscuras. Pues el pávido macehual al presagio del zopilote de la sangre miraba el brote bajo el filo del pedernal. Con envidia de los coyotes volando, de la serranía, sobre Tenochtitlán caía muchedumbre de zopilotes... Cual gerifaltes en alcándara sobre el zompantli se posaban y adornando las calaveras con morriones de plumas negras, ¡solían saltar al brusco son de panhuehuetl o caracol...!
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