Misa negra
¡Emen Hetan! (Cri des stryges au sabbat)
¡Noche de sábado! Callada está la tierra y negro el cielo, palpita en mi alma una balada de doloroso ritornelo. El corazón desangra herido por el cilicio de las penas y corre el plomo derretido de la neurosis en mis venas. ¡Amada, ven! Dale a mi frente el edredón de tu regazo, y a mi locura, dulcemente, lleva a la cárcel de tu abrazo. ¡Noche de sábado! En tu alcoba flota un perfume de incensario, el oro brilla y la caoba tiene penumbras de santuario. Y allá en el lecho do reposa tu cuerpo blanco, reverbera como custodia esplendorosa tu desatada cabellera. Toma el aspecto triste y frío de la enlutada religiosa y con el traje más sombrío viste tu carne voluptuosa. Con el murmullo de los rezos quiero la voz de tu ternura, y con el óleo de mis besos ungir de Diosa tu hermosura. Quiero cambiar el beso ardiente de mis estrofas de otros días por el incienso reverente de las sonoras letanías. Quiero en las gradas de tu lecho doblar temblando la rodilla... Y hacer el ara de tu pecho y de tu alcoba la capilla. Y celebrar ferviente y mudo, sobre tu cuerpo seductor ¡lleno de esencias y desnudo, la Misa Negra de mi amor!
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