Material de Lectura

El hombre de mi tiempo en el "Café de la Gare"

 

"Más de 200 en una operación de limpieza."
Y también un conocido, inocentemente
carpintero, Cáceres por más señas,
y es por él por quien sufro esta vergüenza
de no poder soportar más de un muerto
cada vez, como si fuera mucho.
Los demás
tienen otros asuntos: una siciliana de 15 años
dio a luz un hijo de su tía, los trajes
serán más cortos este invierno, los Beatles
actuarán en el Olympia.
Esto
y nosotros somos mi tiempo. Ese que se mide
de igual a igual con el vino y le hace trampa,
ese que muerde su sandwich como si la guerra
fuera ajena o fuera a durar toda la vida,
son familia, son prójimo y hasta hubiéramos podido
ser amigos, pero cada uno anda con su silencio
lleno de otras cosas, de otros números, y uno
se queda íngrimo con sus recuerdos tabulados
o a lo más con la velluda de Argelia, y pone
una moneda en el teléfono, pero está ocupado,
hablablablan, te empujan, discuten, no comprendes
y sin embargo aún te queda una ternura
testaruda, por ejemplo, ir a orinar,
poniendo una moneda: la vieja capellana
del retrete vive de eso, y quisiera
ayudarle a vivir con mi vejiga.
Huelo
a la camarera íntegra en su axila, "servicio
no incluido, a juicio de los clientes", o sea
el mínimo, 10%, o sea que es varicosa y fea.

Europeamente solo, milnovecientos—
sesentaysietemente solo, alguien pone
una moneda en el billar eléctrico, juega
con nadie y otras veces gana. Día de suerte
para Capricornio: el 20.
Pongo una moneda
y cae una canción que me envejece: "La araña
peluda pasa bajo el Arco del Triunfo."

Es hora de cerrar, casi una venganza.

(Rosaura se estará atisbando, como siempre,
la perversidad del tiempo en las nalgas.)


(De Curriculum mortis)