El desdichado
No tenemos sino este planeta hermoso y triste. No tenemos sino esta única vida hermosa y triste. No tenemos sino este corazón que recorre un fantasma a veces transparente, otras veces siniestro. Y esta punzada de la música. Y este sorbo de vino soñador. No tenemos sino este pan terrestre, infernal o celeste de amar y de esperar o morir... Yo no tenía sino una campana que llama y llama ahora para nadie y la llave que abría aquella hermosa puerta que ya no existe. No tenemos sino eso: es decir nada. Mejor dicho: no tengo nada. Y punto.
Si tocas las palabras anteriores te quedará la mano ensangrentada.
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