Material de Lectura

Renato Leduc



Selección y nota introductoria de
Ambra Polidori






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Nota introductoria

 

No sólo concebimos y captamos la poesía como auténtica o falsa, sino más aún, como original o no original. La originalidad que tiene que ver con lo más singular de cada uno, es una actitud interna, un modo de enfrentarse con la realidad, de ser en ella, un modo de vivencia.

A Renato Leduc, mexicano perseguido por la leyenda, no le importa cómo sea el mundo y lo que espere de cada uno de sus habitantes o de sus poetas; Renato Leduc se atiene a una originalidad que nunca ha pensado ni piensa someter al visto bueno de los demás.

Poeta enemigo de la solemnidad, de la discreción, de la sobria mesura y del sentimiento melancólico que dominaron por mucho tiempo, como notas características, la poesía mexicana, no pertenece a generación o grupo alguno. Escritor insólito de estilo inventado más que creado o que fatalmente sufrido, donde el juego, la burla, la ironía y la nostalgia se mezclan en el riesgo de una escritura que es el mismo lenguaje popular. Porque escasa poesía ha sido como la de Renato Leduc, espejo del mismo poeta, de la vida en la ciudad de México, en los barrios viejos, entre cafés de chinos, cantinas, toreros, políticos, artistas; además de la revolución, los viajes, las guerras y el contacto con pintores y escritores surrealistas.

Desde sus inicios, Renato Leduc se enfrentó a un medio donde las máximas devociones y credulidades seguían ceñidas a la idea y persecución de lo poético. Uno se pregunta: ¿qué habrán pensado los dioses tutelares de principios de siglo —como Enrique González Martínez— que buscaban lo duradero, al leer:

 

 

 

 

No haremos obra perdurable. No
tenemos de la mosca la voluntad tenaz.
 

Mientras haya vigor
pasaremos revista
a cuanta niña vista
y calce regular...?

 

(de "Temas" en El aula, etc.)

 

 
 
 
 
 
 
 

Por otra parte, quizá pocos se han percatado que El aula, etc., primer obra de Renato Leduc, escrita en 1924, es uno de los mejores libros de poesía de los años 20 junto con Canciones para cantar en las barcas (1925) de Gorostiza, Colores en el mar y otros poemas (1921) de Pellicer y Biombo (1925) de Torres Bodet —para mencionar algunos—, en los que la alegría y la encantadora desfachatez para hablarle de tú a la poesía, son notas más o menos presentes en los poetas de esos años.

Además de las influencias que pudiera haber en la obra de Leduc de los poetas Luis Carlos López, Efrén Rebolledo y Ramón López Velarde, podría hablarse de antecedentes, como es el caso de José Juan Tablada con su espléndido poema "Misa negra" (1898), que despertara tantas críticas y del que dijera su propio autor en una carta en que condenaba esa hipocresía grotesca de un público que toleraba garitos y prostíbulos en el corazón de la ciudad donde vivía, y, sin embargo, se escandalizaba ante la lírica vehemencia de un poema erótico —que por cierto dio origen a la Revista Moderna (historia larga de contar aquí). O también del mismo Tablada (y mucho más cerca de Leduc por el interés político y el estilo burlón) la Tragicomedia zoológico política de rigurosa actualidad en tres actos y en verso titulada "Madero-Chantecler", editada en 1910 por la Compañía Aserradora de Maderos, S. A. Libelo en que Tablada satiriza la campaña política de Francisco I. Madero, y además de mofarse de él, lo hace de toda su plataforma y de las personas más cercanas al candidato.

En el acto tercero dice El Perico respecto a Chantecler (Feo. I. Madero):

¡Qué paladín vas a ser, / te lo digo sin inquinas; /gallo bravo quieres ser / y te falta, Chantecler, / lo que ponen las gallinas! / ¿De dónde sale que tú / de político presumas / ni de Chantecler? ¡Tus plumas / han de ser de Kikapú! / ¡En tu vinícola empresa, / siendo con los clientes malo, / hiciste vino de mesa, / es decir, vino de palo! / Como homeópata, triunfar / tampoco tu ciencia pudo, / pues hay pruebas que ni a un crudo / lograste nunca curar! / ¿Salvador eres? ¡No embromes! / ¡Te creen sólo salvador / los clientes de Vázquez Gómez, / pues los tienes sin doctor!



También Renato Leduc para ridiculizar los hechos solemnes de la vida o para desprestigiar las categorías del arribismo y la corrupción que nos rigen, no duda en acudir a la grosería, a la carcajada, a las expresiones coloquiales, a las técnicas más populares de la manifestación literaria, para lograr con ello una poesía siempre irreverente, blasfema, agresiva, nostálgica y sentimental —a pesar suyo. Dice Leduc en su poema "El líder":

El líder camina con paso de pato. / No es que sufra callo / ni estrecho el zapato / es que así es su andar / y con él desfila el primero de mayo / y en las noches entra a su dulce hogar. / Al líder le sobra dinero; cuotas / y otras prestaciones del trabajador / le brindan queridas, maricas, madrotas, / vicios de banquero, goces de hambreador. / La vida del líder es sólo un prurito / contumaz y terco de actos-de-adhesión: / de guiar su manada servil y obediente / y escuchar el grito: /"Gracias... gracias... gracias... / Señor Presidente" / traseros en alto, en la procesión

(Catorce poemas burocráticos)

 


Claro que no hay que olvidar que tal literatura ha tenido otro gran cultivador: Salvador Novo, que con distinto criterio ha manejado igualmente la grosería, las alusiones personales, la agresión a los poderosos, el doble sentido, la anécdota erótica o soez, como en su libro Sátira publicado en 1925.

Algo muy evidente en la poesía de Renato Leduc es la lucha constante que se da entre lo sentimental, lo nostálgico

 

 

Eludes, diletante, la profunda
sencillez de mi vida.
¿Quién te dijo que el alma padecía,
si alma no tengo? ¿Quién te dijo
que fuese fantasmal la esencia mía?...

 

 

(de "La estatua" en El aula, etc.)

 

 


y el afán de terminar con esa tendencia a sacralizarlo todo, a hacer de la poesía un ejercicio retórico o algo muy serio y profundo.

 
 
 
 
 
 

 

III

Novia insolvente: por tus medias rotas / vertí de llanto las primeras gotas… / En mi recuerdo como corcho flotas / cuando laxa de amor y complacencia, / en un cuarto de hotel y en mi presencia, / te lavabas el árbol de la ciencia / perdida ya tu condición virgínea. / Perdón si en actitud antiapolínea / besé tus muslos y aflojé la línea. Llanto que derramaste, amargo llanto, / ira, dolor, remordimiento, espanto... / Lo que perdiste no era para tanto. / Tiempos en que yo era adolescente / y el señor don Porfirio presidente / y Dios nuestro señor, omnipotente. . .

(XV fabulillas de animales, niños y espantos)



Y es justamente esa cualidad para reunir lo que consagra y lo que desmitifica en una misma escritura poética, lo que hace de Leduc uno de los representantes de la poesía popular mexicana; amén de un gran sentido del humor que no es fácil encontrar en nuestras letras.

Renato Leduc ha publicado los siguientes libros de poesía: El aula, etc. (1924). Algunos poemas deliberadamente románticos y un prólogo en cierto modo innecesario (1930), del que ha dicho el autor: "Después [de publicar El aula, etc.] me dijeron los amigos que por qué no escribía en serio. Y eso para mí no tenía chiste. Escribir los poemas grandilocuentes y trágicos y teatrales que hacían los otros poetas me parecía hacer uso de fórmulas muy sobadas. Pero lo hice, para demostrarles a los que insistían". Después apareció Unos cuantos sonetos que su autor tiene el gusto de dedicar a las amigas y amigos que adentro se verá (1932), que fueron un escándalo para las familias "decentes" (como la "Misa negra" de Tablada), sólo por unas cuantas palabras "de las que no se usan frente a personas de respeto" y que el autor usaba a todas horas, incorporándolas a su poesía. También publicó: Poemas de Mar Caribe (1933). Sonetos (1933). Prometeo (1933). Prometeo mal encadenado (1934). Breve glosa del Libro del Buen Amor (1939), del que dice Leduc: "Después, ya en plan de hacer algo estruc­turado y gustándome el Arcipreste de Hita y Luis de Góngora y, de los mexicanos, López Velarde, quise hacer algo sobre un plan definido, Escribí un libro que se llamó Breve glosa..., en tercetos, endecasílabos y otras formas tradicionales". Luego, en 1940 apareció reuniendo todos los libros anteriores más unos 14 poemas inéditos: Versos y poemas. En 1942 se publicó Poemas desde París. En 1948 Antología de Renato Leduc. En 57 XV fabulillas de animales, niños y espantos. Y en 1964 Catorce poemas burocráticos y un corrido reaccionario, para solaz y esparcimiento de las clases débiles, obra satírica en que el anti burgués de Leduc se mofa de conocidos políticos, de quienes triunfan tras de un tranquilo escritorio, de los anónimos explotadores del pueblo, y, como humorista, no desdeña la ocasión de resaltar aspectos ridículos. En su corrido de la Revolución Mexicana consigue captar el tono y el sentir de la época y logra crear el mejor corrido postrevolucionario que se conoce, lo que testifica al escritor como un continuador y renovador de las tradiciones.

Después de este libro han aparecido antologías y textos que reúnen casi la totalidad de su producción poética.

Leduc tiene asimismo un relato: Los banquetes (1932); una novela: El corsario beige (1940); en prosa, Banqueta (1961); una obra dramática: El Prometeo sifilítico, además del desarrollo de una constante labor periodística siempre elocuente y limpia. Renato Leduc, el gran bohemio, el amante de los toros, el "poeta involuntario", la institución periodística, el eterno conversador continúa a los 831 años lúcido, fecundo, enjundioso y amenísimo, al margen de cualquier menoscabo, creador de una leyenda para cada día de su vida.

 

Ambra Polidori.

 

 

1Renato Leduc, murió en la ciudad de México en 1986 a los 90 años de edad.

 


Cine

 

La marimba toca hawaianamente,
Dolores del Río, ensaya una pose.
Flota en el ambiente
perfume de axilas y polvos de arroz...

Penumbra propicia
para esparcimiento
de chicos y chicas.

Como dos cocuyos
fulgen las pupilas
de una doncellita,
que pronto, muy pronto
dejará de serlo...

Mi boca está seca —¿chicle? ¿limonadas?—
Dos novios se besan con fe que conforta;
toca la marimba hawaianamente.
La pantalla dice:

Episodio sexto —triunfa la Virtud.

Y una niña grita,
con rabia inaudita:
¡Soez, majadero! ¡Que prendan la luz! ...

(El aula, etc.)


Los buzos diamantistas

 

Una nítida noche, en que la pedrería
sideral deslumbraba,
los buzos-diamantistas, en santa cofradía,
descendimos al mar...

Puede ser —nos dijimos—puede ser
que la luz de Saturno, diluyéndose, forme
algún extravagante sulfato, alguna gema
nunca vista jamás...

Puede ser, nos dijimos ...

 

II

Lunarios opalinos. Academias
rutilantes de nácar y coral,
donde monstruos socráticos decían
que sólo siendo feo se puede ser genial...

Dialéctica suscinta de un sabio calamar:

Seamos impasibles, sublimes y profundos
como el fondo del mar,
Si no por altivez, por desencanto
imitemos el gesto del océano
monótono y salobre...

Es lo mismo que un astro se derrumbe,
o que muera un gusano.
Seamos impasibles como el fondo del mar

 

III

Y después —Oh, adverbio ineludible—
Una joven medusa iridiscente
embrujó nuestros sueños...
¿Qué doncella mortal puede tener
su encanto deleznable, y sus pupilas
que fosforecen vírgenes de llanto?...

Una vez nada más, entre dos aguas,
contemplamos su grácil navegar.
Como el rey Apolonio, ahora decimos:
Yo tuve un nombre,
un bello nombre que perdí en el mar.

 

IV

En un cielo violáceo, bosteza Lucifer.
El ponto está cantando su gran canción azul.
Los buzos-diamantistas, en santa cofradía,
volvemos a la tierra, a vivir otra vez.
Traemos del abismo la pesadumbre ignota
de lo que pudo ser...

(El aula, etc.)

 


El mar

 

Inmensidad azul. Inmensidad
patria del tiburón y el calamar;
por el temblor rumbero de tus ondas
vienes a ser el precursor del jazz...

Síntesis colosal
de mariscos, espumas "and steamers"
Profundo aquel filósofo que dijo:

"Cuánta agua tiene el mar"...

¿Fue Vasconcelos?
¿Fue Bergson?
¿Fue Kant?. . .

(El aula, etc.)


Cívica

 

Caterva gobiernista, que sigue paso a paso,
el cadáver de un héroe que va para el panteón.
Una muchacha tiende rotundo y blanco brazo,
señalando en las nubes el vuelo de un avión...

Vapor caliginoso levanta de la tierra.
La comitiva marcha, rezumando sudor.
Y un perrito "bull-terrier" encima de una perra,
afánase y jadea... para mirar mejor.

(El aula, etc.)

Himenoclasta

 

(Epitafio para la tumba de
José Valenzuela Rodríguez)


Tú que con sutileza de geómetra euclidiano
determinaste el radio probable del placer;
y calculaste, sólo con aplicar la mano,
cuántas pulgadas mide un sexo de mujer. . .

Tú que pontificaste con gesto sibarita
en los propíleos sacros del poliforme amor;
y a cincuenta doncellas —palomas de Afrodita—
mostraste los senderos del más grato dolor...

Cuando la Ker te ciegue definitivamente,
trasmútese tu carne en una vida potente;
y que tu lengua sea, ya para siempre muda,
hoja que cubra el sexo de una virgen desnuda...

(El aula, etc.)


Temas

 

No haremos obra perdurable. No
tenemos de la mosca la voluntad tenaz.

Mientras haya vigor
pasaremos revista
a cuanta niña vista
y calce regular...

Como Nerón, emperador
y mártir de moralistas cursis,
coronados de rosas
o cualquier otra flor de la estación,
miraremos las cosas
detrás de una esmeralda de ilusión. . .

Va pasando de moda meditar.
Oh, sabios, aprended un oficio.
Los temas trascendentes han quedado,
como Dios, retirados de servicio.
La ciencia... los salario…
el arte... la mujer...
Problemas didascálicos, se tratan
cuando más, a la hora del cocktail.

¿Y el dolor? ¿y la muerte ineluctable?...
Asuntos de farmacia y notaría.
Una noche —la noche es más propicia—
vendrán con aspavientos de pariente,
pero ya nuestra trémula vejez
encogiérase de hombros, y si acaso,
murmurará cristianamente...

Pues...

(El aula, etc.)


La estatua

 

Eludes, dilettante, la profunda
sencillez de mi vida.
¿Quién te dijo que el alma padecía,
si alma no tengo? ¿Quién te dijo
que fuese fantasmal la esencia mía?...

Hiperbóreo fulgor de mi pureza.
Arquitectura nívea de mi carne.
Apenas tus pupilas, si son aptas,
sabrán gozarme.

Soy inmune al dolor.
Algo de la esotérica tristeza
que hay en los dioses, ha quedado en mí.

Yo no siento placer.
Soy como el árbol que te brinda sombra;
y no sabe por qué,
ni para qué...
Este que ves, superficial encanto,
éste, soy toda yo.
La sangre que, purpúrea, me corría
por las venas, troquela en manto.
Este que ves, superficial encanto,
soy toda yo.
¿Quién te dijo que no pueden vivir
cuerpos sin alma.. Quién te dijo,
que no me conoció...

(El aula, etc.)


Inútil divagación sobre el retorno

 

Más adoradas cuanto más nos hieren
van rodando las horas,
van rodando las horas porque quieren.

Yo vivo de lo poco que aún me queda de usted,
su perfume, su acento,
una lágrima suya que mitigó mi sed.

El oro del presente cambié por el de ayer
la espuma… el humo… el viento...
Angustia de las cosas que son para no ser.

Vivo de una sonrisa que usted no supo cuándo
me donó: Vivo de su presencia
que ya se va borrando.

Ahora tiendo los brazos al invisible azar;
ahora buscan mis ojos con áspera vehemencia
un prófugo contorno que nunca he de alcanzar.

Su perfume, su acento,
una lágrima suya que mitigó mi sed.
¡Oh, si el humo fincara, si retornara el viento,
si usted, una vez más, volviera a ser usted!

(Algunos poemas deliberadamente románticos
y un prólogo en cierto modo innecesario)


Pequeña canción del optimista

 

Llovía desesperada el agua turbia del cielo,
desesperada llovía, poniendo un áspero velo
entre te quiero y me quieres, entre tu anhelo
y mi anhelo.

Amor que disuelve el agua en una simple inmersión;
amor que se desgañifa invocando a la razón;
amor que piensa en mañana, no es amor de corazón.

Tal vez la quise mucho, pero tal vez la quiero.
Esta frase te ofrezco, cuyo único pero
es que la dijo antes un autor extranjero.

Ay de mí, ay de ti. De tus desdenes en vista,
yo fe ofrezco mi cabeza como el señor Juan Bautista.
No hay mal que dure cien años ni enfermo que lo resista

La penuria de mis penas, el dolor de mis dolores.
Puedo ofrecerte inclusive duelos de todos colores,
y aún cosas inusitadas, por ejemplo, sinsabores.

Un amor se pierde ahora, otro amor ahora se gana;
la mañana será noche y la noche será mañana,
y se abrirá en el silencio —breve y única ventana—
como voz de la esperanza, la verde voz de una rana:
Quien gana en amor se pierde, en amor quien pierde,
gana

(Algunos poemas deliberadamente. . .)


Romance de los ojos del puente

 

Los ojos del puente están
untados de placidez.
¿Quién los ha visto mirar
alguna vez de través?...

Usted estaba desnuda,
acabada de bañar;
desnuda bajo los sauces
llorones del saucedal.

Venía el agua inocente
cantando del manantial.
Cruzó los ojos del puente,
cantando, camino al mar.

Usted estaba desnuda,
limpiecita... y nada más.

Los ojos del puente quieren
entre reír y llorar,
y el agua sigue corriendo
para no volver jamás.

¿Por qué se muestra desnuda
frente al puente?
¿Por qué se muestra desnuda,
no sabe cuánto hace mal?

Seguirá corriendo el agua
hasta la mar,
pero los ojos del puente
ya nunca la olvidarán.

Seguirá corriendo el agua
para no volver jamás...

(Algunos poemas deliberadamente…)


Donde se explica el espíritu
e índole de esta glosa

 

No por vana jactancia ni prurito de gloria,
escribo este pastiche calcado de la historia
del preste don Joan Ruiz, de felice memoria.

En el nombre de Dios y del su hijo Jesús,
los jóvenes poetas alumbran con la luz
que robaron a Góngora o a San Juan de la Cruz.

Dios quizá los castigue como a don Prometeo,
pero entretanto yo, al buen preste saqueo,
no como igual, ni émulo, mas como corifeo.

A poetas y damas vedada está la dura
caminata por esta impávida llanura.
A damas y poetas de ambígua envergadura.

Pues no embalsama, el aire flor ni aroma ninguna;
del sudor y. del polvo la molestia se aúna,
y en las noches no alumbra ni lucero ni luna.

Habrá sujeto y verbo, descripción y argumento;
templará el prosaísmo todo lírico aliento,
y de poesía pura habrá un cinco por ciento.

Y aun habrá moraleja. Ya desde aquí contemplo
surgir entre la hirsuta madeja de un ensiemplo,
verdades opulentas y falsas como un templo.

Bueno es que tenga el hombre cualquiera religión,
cuantimás el poeta que es todo corazón;
yo el mío doy a la Virgen en esta invocación:

(Breve glosa al Libro de Buen Amor)


Invocación a la virgen de Guadalupe y a una señora del mismo nombre: Guadalupe...

 

Hay gente mala en el país,
hay gente
que no teme al señor omnipotente,
ni a la beata, ni al ínclito palurdo
que da en diezmos la hermana y el maíz.

Adorable candor el de la joven
que un pintor holandés puso en el burdo
ayate de Juan Diego.
El sex-appeal hará que se la roben
en plena misa y a la voz de fuego.

Tórrido amor
amor no franciscano el que le brinda
año por año turbulenta plebe
mientras pulque y fervor
en frescos jarros de Oaxaca, bebe.

Una reminiscencia: Guadalupe
era tibia y redonda, suave y linda,
Otra reminiscencia:
a ella fui como el toro a la querencia
por ella supe todo cuanto supe.

Negra su cabellera, negra, negra,
negros sus ojos,
negros como la fama de una suegra,
tan lúcidos provocan y tan propios
el guiño adusto de los telescopios.

Vestida de verde toda
iba —excepto los labios rojos
y los dientes— vestida de verde-oruga,
verde-esperanza o lechuga,
verde-moda.

El indio grave que a brazadas llega
mar cruzando, picada de aspereza,
a su santuario;
y la mujer infame que navega
con virtuosa bandera de corsario...

Ojos dieran, los ojos de la cara
sólo porque a la vuelta de una esquina
la pequeña sonrisa que ilumina
de luz ultraterrestre su cabeza,
les bañara...

La flapper y el atleta
piernas dieran —milagros de oro y plata—
si la clara
ternura de esta Virgen les bañara
al llegar a la cama o a la meta.

Manos de oro colgara
manos, el acreedor hipotecario
colgara, y el ladrón y el funcionario
si sus ojos veteados de escarlata
esta risa una vez iluminara.

Amapolas
que en un suspiro se deshojan solas;
testimonios fehacientes de mi fe;
rosas inmarcesibles... por un día
opio de teponaxtle y chirimia.

Anhelantes de sed y de impotencia
en turbias fuentes beberemos ciencia...
¿para qué... ?
Si el caramelo que mi boca chupe
será siempre tu. nombre: Guadalupe...

(Breve glosa al Libro de Buen Amor)

Aquí se transcribe la copla que mis oídos oyeron

 

Acre sabor de las tardes
en que fuimos
bizarramente cobardes.
Primer amor... ¿la quisimos?...
Tiempo de ensueños opimos
y de alardes.

Tiempo de aplicar el llanto
como lubricante, así
como el aceite del ajonjolí
a las muchachas pálidas de espanto,
al patriotismo, al arte, al desencanto
exacerbados hasta el frenesí.

Cansancio de haber nacido
cuando ya todo está hecho,
dicho, mirado y oído;
la semilla en el barbecho
y el sentimiento raído
que lleva el hombre en el pecho.

Cansancio de todas esas
cosas:
de las lunas, los azules y las rosas
y de las blondas cabezas.
Hondo anhelo de asperezas
ominosas.

Cansancio de haber nacido
en este
gran siglo empequeñecido,
sin pasión torva o celeste.
Cueste, oh Dios, lo que cueste
mártir mejor, o bandido.

Vivir con la vista fija
en algo
que fijeza rauda exija:
la locura de un hidalgo
la reputación de una hija
o la carrera de un galgo.

Vivir consagrado a una
gran pasión;
no caer en tentación,
pintar de verde la luna,
desbancar a la fortuna
o querer sin corazón.

Quisiera yo que siquiera
al final
el arduo camino fuera
para bien o para mal,
árbol no de ciencia artera,
sí, pecado original.

(Breve glosa al Libro de Buen Amor)


Este ensiemplo demuestra que no solamente de mujeres pueden los hombres hablar

 

Entonces llegó ella, exactamente ella
luciendo un estruendoso vestido carmesí.
Lujo asiático —dije— pero está usted muy bella...
y ella, naturalmente, me contestó que sí.

Si usted me permitiera, yo le daría mi nombre;
soy un hombre de pluma y me llamo Renato,
lo de la pluma es subsidiario en el hombre
mas tengo un porvenir color permanganato.

Ella me dijo entonces una frase inefable
que por razones obvias no quiero recordar;
permita usted, por tanto, que de esto no le hable.

Pero hay otras cuestiones acerca de las cuales
sin desdoro ninguno podemos divagar:
La Vida… el Comunismo… las partes genitales...

(Breve glosa al Libro de Buen Amor)


Aquí se habla del tiempo perdido que, como dice el dicho, los santos lo lloran

 

Sabia virtud de conocer el tiempo;
a tiempo amar y desatarse a tiempo;
como dice el refrán: dar tiempo al tiempo...
que de amor y dolor alivia el tiempo.

Aquel amor a quien amé a destiempo
martirizóme tanto y tanto tiempo
que no sentí jamás correr el tiempo,
tan acremente como en ese tiempo.

Amar queriendo como en otro tiempo
—ignoraba yo aún que el tiempo es oro—
cuánto tiempo perdí —ay— cuánto tiempo.

Y hoy que de amores ya no tengo tiempo,
amor de aquellos tiempos, cómo añoro
la dicha inicua de perder el tiempo...

(Breve glosa al Libro de Buen)


Credo

 

Creo en el dogma fiel de tus pupilas
y en lo que por sabido hay que callar,
axilas, cejas, y cuanto depilas
los domingos y fiestas de guardar.

El azabache asaz pulimentado,
muy más negro será que tus pupilas.
Si por negro jamás nadie ha ganado,
¿por qué se ponen ellas intranquilas?

Junto a tus ojos me parece chico
el remoto Saturno que cintila
como el dedo anular de un nuevo rico,

aunque tus ojos, a decir verdad,
no se ven en la noche que destila
el sortilegio de su oscuridad.

(Versos y poemas)


Canción de cuna
para adormecer niños muy despiertos

 

El pescado grande se come al chiquito
mas banquero grande pare banquerito.

 

El pescado grande cómese al chiquito
y el marrano grande pare al marranito.

El peral da peras y el nopal da tunas
y por las ventanas de los rascacielos
absorben fortunas
banquerillos magros y gordos banqueros.

El pescado grande se come al pez chico
y al pobre pendejo le devora el rico...

El banquero tiene las nalgas enjutas
de tanto mecerlas en muelle sillón.
Duérmete mi niño... Ahí vienen las putas
a darte la teta o el biberón...

El pescado grande se come al chiquito
mas banquero grande pare banquerito.

Rascacielos negros, rascacielos rojos
por arriba calvos, por abajo cojos...
Duérmete criatura, duérmete y no gruñas
que viene el banquero con sus largas uñas.

Duérmete pequeño y ya no hagas gestos.
Duérmete y reposa cual si fueras sordo
que pronto... un día de estos
los peces chiquitos comerán pez gordo...

(XV fabulillas de animales, niños y espantos)


Epístola a una dama
que nunca en su vida conoció elefantes

 

Hay elefantes blancos que no son comunes;
son como la gallina que pone huevo en lunes.

 

En realidad, los elefantes
no tienen la importancia que nosotros les dimos
antes.

Son como una señora con los senos opimos
los pobres elefantes.

El símil no es exacto pero da bien la idea:
el elefante tiene su trompa y la menea
con el flácido ritmo que la dama sus senos...
Y se parecen mucho aunque usted no lo crea.

El símil no es exacto pero eso es lo de menos.

Dice un provervio indio: "Haz que tu amada ostente
la gracia quebradiza de un joven elefante..."

He allí un símil, señora, un sí es no es imprudente
y clásico, no obstante.

Cuando usted me decía: Yo no creo en elefantes abrigaba mis dudas.

Opiniones ajenas no son siempre bastantes:
la jirafa, el camello, ciertas aves zancudas
son menos admisibles. Como dije a usted antes
gusto hablar de animales con el pelo en la mano.

Como errar es humano
perseguí paquidermos por los seis continentes
—el antártico incluso— por verdades fehacientes
en dinero y cuidados no paré nunca mientes.

Hay elefantes blancos pero no son comunes;
son como la gallina que pone huevo en lunes.

Los usan en los circos y en las cortes fastuosas
para atraer turistas y algunas otras cosas.

Los elefantes son, más comúnmente, grises:
a veces son gris-rata, a veces son gris-perla
y tienen sonrosadas como usted las narices.

Cuando miro elefantes, siento anhelos de verla
y estrecharla en mis brazos, como en tiempos felices…

Los elefantes son, más comúnmente, grises...
Un rajah de la India, por razones que ignoro,
arrancó los colmillos a su fiel proboscidio
quien se puso ipso-facto, dentadura de oro
y murió ipso-facto... ¿fue piorrea? ¿fue suicidio...?

¿Un rajah de la India? Eso sí es hilarante, hilarante
sobre todo en el cine con un buen comediante...

Un defecto, no obstante
tiene —justo es decirlo— el amigo elefante:
la epidermis que cubre su maciza estructura
es tan dura, tan dura
que adecuarse no puede a la industria del guante.

De otros puntos de vista el amigo elefante...
es tan útil, señora,
como un cambio de dieta a un estómago enfermo...

(XV fabulillas…)


Burguesa

 

Estoy muerto de risa porque tú me has dejado...
y es que mucho se aprende después de haber paseado
del brazo y por la calle con el proletariado.
No creí que favor tan ruin se me negase…

¡Acostarte conmigo...! Pero está bien.
No le hace.
Es que tienes muy poco espíritu de clase.
Yo practico el amor por los viejos resquicios...
Burguesa mojigata trufada de prejuicios...
¿Solicitar tu mano...? No conozco esos vicios...

(Catorce poemas burocráticos y un corrido... )


Tiempos de Pancho Villa y de la guerra de mentadas y tiros en la sierra tiempos de fe no en dios sino en la tierra

 

Por el cerro de la Pila
fueron entrando a Torreón
mi general Pancho Villa
y atrás la revolución...
¡Ay jijos...! ya se nos hizo
cuánto diablo bigotón...

Ya viene Toribio Ortega
subiendo y bajando cerros
y no te enredes ni engañes
que ahí anda Pablito Seáñez
haciendo ladrar los perros.

¡Cuánto usurero barbón...!
¡Ay jijos... cómo les vuela
de la levita el faldón...!
¡Ay jijos... ya se nos hizo:
triunfó la revolución...!

Tenemos camino andado...
No hay que juntarse con rotos
siempre te juegan traición
ya Madero está vengado
ya murió la usurpación.

En su caballo retinto
llegó Emiliano Zapata
bonita su silla charra
y sus botones de plata
pero mucho más bonito
su famoso Plan de Ayala...

Este gallo es de navaja
y no es gallo de espolón
si quieres tierra trabaja
trabaja no seas huevón...

Ya llegó don Venustiano
con sus anteojos oscuros
y Villa y Zapata gritan:
No sé que tengo en los ojos...
porque ya en Pablo González
se vislumbra la traición
¡Ay reata no te revientes
que es el último jalón...!

Ya se están muriendo todos
¡Jesús qué desilusión...!
se está volviendo gobierno
¡Ay dios…! La revolución

(Corrido de la Revolución Mexicana)


El señor magistrado

 

A la memoria de Rubén
Jaramillo y su familia
.

El señor magistrado expedita expedientes
con criterio cretino pero afilados dientes.

Se delibera en pleno —sentenciase en privado
para halagar al rico y fregar al fregado.

Con la solemne toga y el birrete cuadrado
es un costal de mañas el gordo magistrado.

Obrero, campesino, pueblo desamparado
sólo fusil en mano no serás humillado...

¿Dónde está la Justicia...? Debajo de una mesa
contempla al magistrado que eructa y que bosteza...

(Catorce poemas burocráticos...)


 

III

Tiempos de Don Panchito y de Doña Ramona, de arzobispos a caballo y revolución peatona y una "buena sociedad" que ni la burla perdona

 

Abelardo ya es banquero
banquero de "gente bien"
unos tienen gallinero
y otros siembran henequén.
Qué bonito es el dinero
con tal de que te lo den.

Se volteó el coronelazo
se coló el licenciadito.
caray qué gente tan vil
ahí les va ese cañonazo
no es tanto nomás tantito
sólo son cincuenta mil.

Mi padre que fue ranchero
el pobre murió en Celaya
peleando por Obregón.
Yo me largo de bracero
sabe dios cómo me vaya
¡viva la revolución...!

Aquel vestido de corto
¿es bailarín o ministro?
tacuche así se lo he visto
a Sinatra en la pantalla
vaya... vaya... vaya...

Mi general, yo quisiera
encontrar colocación:
nodriza, mozo, enfermera.

¡Viva la revolución...!
que me den una curul
y seré pico de cera
como lo he sido en el FUL.

Tequila y mezcal tomamos
eso fue ayer no seas res
entonces pá qué peleamos
ahora se toma escocés...

En Peralvillo y Atlampa
no se consiguen frijoles
pero en los Jenas y Ambas
le entran duro a los jaiboles
Bailleres y Jojenjoles
El pueblo los ve y se ríe
cual se reía don Porfirio
de la insolente abyección;
este pueblo desnutrido
pero nunca arrepentido
que hizo la Revolución. . .

(Corrido de la Revolución Mexicana)


 

Fecha de nuestra historia la más bella para las "fuerzas vivas" pues en ella tras las barras seremos nueva estrella

 

Tiempos del cojo Santana
hinchados de devoción
jamás vieron tanta lana
rastreando en la procesión...

Obispos y ejecutivas
van del brazo y por la calle
mientras que las "fuerzas vivas"
no dan golpe que les falle.

¡Quién te lo había de decir
gritona Revolución
que hincada habías de asistir
hasta la Coronación…!

Viendo tantos sacristanes
los fieros constituyentes
en sus tumbas como canes
pelando estarán los dientes

Infeliz Benito Juárez
verte quisiera a estas horas
nos jinetean entre altares
los gringos y las señoras...

El triste trabajador
trabajos pasa prolijos
en el trabajo creador
y fecundo de hacer hijos

Y las clases proletarias
se desgañitan a gritos
porque las cuentas bancarias
dizque ahora son sus ahorritos

Esbirros de la Embajada
con el permiso oficial
han vuelto espalda mojada
al águila nacional...

¿Qué haremos en esta casa
cuando queramos hablar... ?
nos van a poner mordaza
canónica y secular...

Buscamos un mexicano
pues con tanto margallate
se está volviendo texano
hasta el indio del ayate
y de lo alto nos escupe
tanto juan-diego agringado
que —ay virgen de Guadalupe—
¿dónde está Juan Colorado?

Y aquí termina el corrido
de nuestra Revolución.
Ya con ésta me despido
todo escurriendo emoción
pero no te achicopales
hijo de indio y de español…
Abre las alas paloma:
por los confines de Cuba
ya viene rayando el sol.

(Corrido de la Revolución Mexicana)