Epístola a una dama que nunca en su vida conoció elefantes
Hay elefantes blancos que no son comunes; son como la gallina que pone huevo en lunes.
En realidad, los elefantes no tienen la importancia que nosotros les dimos antes. Son como una señora con los senos opimos los pobres elefantes. El símil no es exacto pero da bien la idea: el elefante tiene su trompa y la menea con el flácido ritmo que la dama sus senos... Y se parecen mucho aunque usted no lo crea. El símil no es exacto pero eso es lo de menos. Dice un provervio indio: "Haz que tu amada ostente la gracia quebradiza de un joven elefante..." He allí un símil, señora, un sí es no es imprudente y clásico, no obstante. Cuando usted me decía: Yo no creo en elefantes abrigaba mis dudas. Opiniones ajenas no son siempre bastantes: la jirafa, el camello, ciertas aves zancudas son menos admisibles. Como dije a usted antes gusto hablar de animales con el pelo en la mano. Como errar es humano perseguí paquidermos por los seis continentes —el antártico incluso— por verdades fehacientes en dinero y cuidados no paré nunca mientes. Hay elefantes blancos pero no son comunes; son como la gallina que pone huevo en lunes. Los usan en los circos y en las cortes fastuosas para atraer turistas y algunas otras cosas. Los elefantes son, más comúnmente, grises: a veces son gris-rata, a veces son gris-perla y tienen sonrosadas como usted las narices. Cuando miro elefantes, siento anhelos de verla y estrecharla en mis brazos, como en tiempos felices… Los elefantes son, más comúnmente, grises... Un rajah de la India, por razones que ignoro, arrancó los colmillos a su fiel proboscidio quien se puso ipso-facto, dentadura de oro y murió ipso-facto... ¿fue piorrea? ¿fue suicidio...? ¿Un rajah de la India? Eso sí es hilarante, hilarante sobre todo en el cine con un buen comediante... Un defecto, no obstante tiene —justo es decirlo— el amigo elefante: la epidermis que cubre su maciza estructura es tan dura, tan dura que adecuarse no puede a la industria del guante. De otros puntos de vista el amigo elefante... es tan útil, señora, como un cambio de dieta a un estómago enfermo...
(XV fabulillas…)
|