Cita
Y ahora que sé que nunca visitaré Estambul, me entero que me esperan en la calle de Shidah Kardessi, en el cuarto que está encima de la tienda del oculista. Un golpe de aguas contra las piedras de la fortaleza, me llamará cada día y cada noche hasta cuando todo haya terminado. Me llamará sin otra esperanza que la del azar agridulce que tira de los hilos neciamente sin atender la música ni seguir el asunto en el libreto. Entretanto, en la calle de Shidah Kardessi tomo posesión de mis asuntos mientras se extiende el tiempo en ondas crecientes y sin pausa desde el cuarto que está encima de la tienda del oculista
De Los trabajos perdidos
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