Nocturno
La fiebre atrae el canto de un pájaro andrógino y abre caminos a un placer insaciable que se ramifica y cruza el cuerpo de la tierra. ¡Oh el infructuoso navegar alrededor de las islas donde las mujeres ofrecen al viajero la fresca balanza de sus senos y una extensión de terror en las caderas! La piel pálida y tersa del día cae como la cáscara de un fruto infame. La fiebre atrae el canto de los resumideros donde el agua atropella los desperdicios.
De Los elementos del desastre
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