Mario distante1
En el marfil de tu ausencia permanece la luz brillante martillo vibrando en el verso y en la carta: El propio dolor es una felicidad. (Lo real, frente a frente, de perfil o de cabeza, fruto gordo cosechado y triturado, transformado por sobre las altas verjas que cercan la muerte). Mario aparición, Mario problema? A esa distancia lunar de todo y de todos, menos de tus múltiples retratos parlantes cascadas enmarañadas confidencias cilicios didácticos travesuras proverbios paulistas de madura melancolía, guardas la familiaridad y el sigilo que alternan los losangos con la piel seca del Arlequín. De lejos, sin contorno, se revela la alta ofrenda a nadie en particular, murmullo deshecho en el corazón de los desconocidos que viven al poeta negándole existencia rayo de amor general barroco sollozante. Mario arco-iris, mas tan exacto para mitigar sus colores y dolores allá donde, sordamente, turbación, paciencia y angustia se mezclaron. Tan mezquino tu recuerdo registrado en los archivos de la melancolía! Te veo libre, respirando la fina luz del día universal.
1El poema alude a los libros: Losango caqui y Arlequinal, del poeta Mario de Andrade.
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