Yo también fui brasileño
Yo también fui brasileño, moreno como ustedes. Punteé la guitarra, guié ganado y aprendí en la mesa de los bares que el nacionalismo es una virtud. Pero hay una hora en que los bares se cierran y todas las virtudes se niegan. Yo también fui poeta. Bastaba mirar a la mujer, pensar luego en las estrellas y otros celestes sustantivos. Pero eran tantas, el cielo tan grande, que mi poesía se turbó. Yo también tuve mi ritmo. Hacía esto, decía aquello. Y mis amigos me querían y mis enemigos me odiaban. Yo, irónico, me escurría satisfecho en mi ritmo. Pero acabé confundiéndolo todo. Hoy no me deslizo más, no soy irónico más, ya no tengo ritmo.
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