Viejo discípulo del aire
Más que una silla menos que un asiento Más que un hombre en la cama menos que un hombre deshecho El corazón, amado sirve el árbol del unicornio En el día rural la fruta Para que el agua versátil Atrajese la noche Si uno duerme ante la mesa venerable Con un ojo pintado con un ojo abierto Bueno para todo Al rayar el alba en el cielo Los circundantes cebaban incomparables aves De risa redactando las leyes De nuestra dinastía Oh gallinetas: ¡perlas! El otoño desenfrenado acude al amorfo antropomorfismo Del calabozo ¡Vaya! Calafateas calcinas Nacen Cálidos mimos de septiembre
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