Meditación de mediodía
El eterno retorno la nota muda del horror extinto por el paisaje diario río si el arroyo huye de pronto y vuelve la flor en vuelta de bruma la costumbre plena coruscante de apariencias segura apenas transformada lo justo para que la novedad no asome su cara fúnebre de visitante ingrato bajo el cielo alternativamente azul o blanco entre los árboles de cobalto en la mañana morados en la tarde roja Por la ventana abierta el aire el puro aire gesticulante sobre el mar de metales ardientes la frescura metafísica del murmullo muriendo y renaciendo a cada pulsación de tu recuerdo oh amor el conocido el invariable el cotidiano que vienes a enlazarme como si jamás pudieras departirte de mi lado como si toda la sombra no fuera tus alas inmensas de puntas de fuego como si lloviera otra cosa que el eco de tu nombre como si la mañana no fuera tu aliento y la tarde no fuera la imagen de la noche cromática cegada por tus fuegos.
México, 24-II-47
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