La ciudad está muerta
La città è morta, è morta. (S. Quasimodo)
¿No tuviste bastante con morir una vez en la muerta ciudad, que vuelves otra vez entre sus cancerosos muros iluminados ¿Quedan aún las brasas de los sueños ardidos en lugares y en labios que creíste hermosos ¿Te niegas a aceptar que aquí estuvo el amor imaginando pájaros, desenterrando ruinas? Llueve, llueve, y la música es negra en estas calles abarrotadas de crucificados que andan, de agonizantes que laboran, de insepultos cadáveres que aplauden y sonríen. Acaso quede aún en este espacio de sueños destrozados, de sueños machacados, otro loco que aún sueñe y vaya repitiendo: “Tenéis cerca la luz; está cerca la luz”.
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