Nacimiento al amor
—TRAES contigo una música que embriaga el corazón, le dije. Y en mis ojos rebosaban las lágrimas. Llenos de fiebre tuve mis labios que sonaban encima de su piel. Por la orilla del río, trotando en la penumbra, pasaban los caballos. De vez en cuando el viento dejaba alguna hoja sobre la yerba oscura, entre los troncos mudos. Mira, con esas hojas comienza nuestro amor. En mi toda la tierra recibirá tus besos, me dijo. Y yo contaba cada sofoco dulce de su voz, cada poro de su mejilla cálida. Estaba fresco el aire. Llovían las estrellas sobre las copas densas de aquel soto de álamos. Cuando la luna roja decreció, cuando el aire se impregnó del aroma pesado de los frutos, cuando fueron más tristes las noches y los hombres, cuando llegó el otoño, nacimos al amor.
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