Cacería del búho
Cuando abro la cabeza mis ideas se posan en un millón de noches espaciales. ¡Mi gloria está en no podrirme en los salones! Ahora duermo ligeramente mientras en el Oxígeno del Templo preparan el caballo que me trae las ostras del abismo. ¡Gran Chaco, qué bien huelen tus sepulcros! Yo me acuso de haberte creado, Padre de los volátiles y de los abedules; pero cada noche te obligo a entregarme la mosca digerida en el jilguero más fresco del otoño. ¡Oscura Noche, vuelo ya hacia el Amor! ¡Planto mi árbol entre los altos huevos del palacio y me río bajito de las pequeñas tumbas emplumadas! Yo decreto las ranas que ya no croarán.
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