Los precios
Tú sabes lo que cuesta la pólvora en el buitre del antílope, la tuma del oso en el cajón del sastre. Tú sabes lo que cuesta la goma en la pata del pájaro, la cuerda en la casa del relojero ciego. La cáscara de plátano en el tobillo del Discóbolo. Tú sabes lo que muele un solo cráneo entre dos horas consecutivas. Tú sabes cuánto rueda el pan fuera de Misa. Tus niños duermen en el hueco de la alfombra. Tú sabes cuánto vale un huevo en equilibrio sobre la palma de la Arquitectura. Las nubes de fuego sobre el circo; el Santo Espíritu, de pie, sobre el ave que empolla. Tú sabes lo que cuesta curarse la manderecha con la izquierda endurecida por los desmanes de la vida nómade. Tú sabes lo que es vivir un pasadizo, acaso garganta, y no decir nada, ni esta boca es mía: el idioma es pura madera en quechua, y calla. Entonces, sólo ir. Sólo andar. Tú sabes lo que es andar todo el destino a pie. Se grabará para siempre la cara del caballo.
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