Fragmentos
1
Del cerebro cae la esperma, cerebro líquido, y entra en la valva viva: et Verbum caro factum est. Leopardo duerme en sus amapolas el pensamiento. ¿Quién me llama en la niebla?
2
Cuerpo que vas conmigo, piel de mi piel, hueso de mi hueso, locura de haber venido a esto, desde la madre a la horca, sólo el Absoluto es más fuerte que el leopardo,
3
un zarpazo, un ritmo, no hay otra hermosura comparable: ni la que besamos, ni la que no alcanzamos a besar en la prisa de la aguja terrestre, ni la majestad del cielo y sus abismos, ni esta noche tan tersamente fragante para yacer desnudos como vinimos entre el fulgor y el éxtasis: como vivimos y nos vamos.
4
¿De qué se acuesta el hombre para morir, de qué latido pernicioso, con la sien entrando hacia dónde de la almohada y la oreja: oreja ya de quién, nadando cuál de los torrentes sombríos: el pantano o el vacío sin madre: de cuál de las espinas de la Especie?
5
Me invento en este Dios que me arrebata, me abrumo en las vocales ciegas, me desperezo entre estos libros sigilosos como serpientes, ¿cuánto me queda en la trampa? Díganme elocuente, pero yo pregunto, pregunto.
6
Ya van cincuenta y siete, hila que hila, zumba que zumba el zumbido contra el hueco del corazón. Nacemos y desnacemos en lo efímero, miramos por el vidrio: uno no sabe si es otro, si todo empieza cuando salimos,
7
del polvo al polvo, del miedo al miedo, de la sombra
8
a la nada. Sólo que de lo Alto caemos con la esperma, nos encarnamos en la apariencia, nos cortan de lo flexible de la doncellez de la madre, nos secan a la intemperie del llanto, y hay que subir, subir, para ser: perdernos, perder el aire, la vida, las máscaras, el fuego: irnos quedando solos con la velocidad de la Tierra.
9
Dormir por último en las piedras pero velar como el leopardo entre las amapolas, aquí y allá, ser uno y otro como el mar, vivir el Enigma. ¿Todo es igual a todo, mi Oscuro? ¿Todo es igual a Ti mismo?
|