El tranvía de la calle Halsted
Vengan caricaturistas, vengan conmigo a viajar de pie en el tranvía de la calle Halsted, a las siete de la mañana. Tomen sus lápices y dibujen estos rostros. Traten de dibujar estas caras torcidas; a ese cuidador de cerdos en la esquina —su jeta—; a esa muchacha obrera con overol —sus mejillas perdidas Encuentren con sus lápices un modo de grabar sus memorias con esos rostros vacíos, fatigados. Después de dormir, en la húmeda aurora, en el alba fría, esos rostros están con los deseos cansados y los sueños vacíos.
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