Con tu boca pegada a mi espalda sigo la dirección de inmensas calles y en mis hombros una bandera de polvo parece declinar. Es aquélla la sombra de un pueblo que después de esta sombra se levanta? Hay un nombre escrito en estos aires o es un trazo de humo que sale de mi voz? Sin embargo cada día se completa con sus pájaros que llegan tal vez desde un profundo litoral. Una sangre pesada busca que se abran alamedas cruzándonos el cuerpo y tú me empujas vuelves a nombrarme me indicas las cartas que debo escribir soplas en mi oído los tamaños del cielo metes en mi carne las tensiones del sol. Yo puedo decir con letras tu distancia y escuchar en mi vaso el ruido de las aguas que un día inevitable entrarán en el mar. Quién eres tú después de todos los años usados en pensarte como un viento oloroso disolviéndose en la luz? Qué serás tú cuando mi memoria se encuentre contigo y podamos sumar las cifras de la muerte los números exactos del dolor la cantidad de cenizas y de lágrimas los extraviados besos las bocas insultadas y esas manos tenaces en su gesto final? Qué seré yo: qué cosa andante de pelos y huesos qué costosa forma regresando a decirte que de algún modo sangriento tendremos que cantar.
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