Eres tan tonta
Eres tan tonta, corres como el viento de la mañana. Un coche podría atropellarte. Y yo que había limpiado mi mesita: ahora la tibia luz de mi pan es más clara. ¡Regresa! Si quieres compraré una manta para mi cama de hierro, una manta sencilla y gris: sienta bien a mi pobreza y Dios la ama y a mí también me ama mucho. Nunca viene demasiado irradiante pues no quiere deslumbrar mis ojos que tanto anhelan mirarte. Te mirarán muy bien, te besaré con cuidado; no te arrancaré la chaqueta y te haré muchos chistes pues he inventado tantos desde entonces para que tú también te alegres. Vas a ruborizarte, mirarás la tierra, juntos reiremos tan alto, que en la vecindad nos oirán los jornaleros serios y callados, y en sus sueños cansados y rotos, ellos también sonreirán.
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