Viaje
Los nopales nos sacan la lengua; pero los maizales por estaturas —con su copetito mal rapado y su cuaderno debajo del brazo— nos saludan con sus mangas rotas. Las magueyes hacen gimnasia sueca de quinientos en fondo y el sol —policía secreto— (tira la piedra y esconde la mano) denuncia nuestra fuga ridícula en la linterna mágica del prado. A la noche nos vengaremos encendiendo nuestros faroles y echando por tierra los bosques. Alguno que otro árbol quiere dar clase de filología. Las nubes, inspectoras de monumentos, sacuden las maquetas de los montes. ¿Quién quiere jugar tennis con nopales y tunas sobre la red de los telégrafos? Tomaremos más tarde un baño ruso en el jacal perdido de la sierra: nos bastará un duchazo de arco iris, nos secaremos con algún stratus.
De XX Poemas
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