Las ciudades
En México, en Chihuahua. en Jiménez, en Parral, en Madera, en Torreón, los inviernos helados y las mañanas claras, las casas de la gente, los grandes edificios en que no vive nadie o los teatros a los que acuden y se sientan o la iglesia donde se arrodillan y los animales que se han habituado a la gente y el río que pasa cerca del pueblo y que se vuelve turbulento con la lluvia de anoche o el pantano en que se crían las ranas y el jardín en que se abren las maravillas todas las tardes, a las cinco, cerca del quiosco y el mercado lleno de legumbres y cestas y el ritmo de los días y el domingo y la estación del ferrocarril que a diario deposita y arranca gentes nuevas en las cuentas de su rosario y la noche medrosa y los ojos de Santa Lucía en el quitasol de la sombra y la familia siempre y el padre que trabaja y regresa y la hora de comer y los amigos y las familias y las visitas y el traje nuevo y las cartas de otra ciudad y las golondrinas al ras del suelo o en su balcón de piedra bajo el techo. Y en todas partes como una gota de agua mezclarse con la arena que la acoge.
De Espejo
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