Disciplinar al corazón, impedirle inclinarse hacia los desvaríos, dejar que un ritmo estricto ordene su camino. La magia le hace daño y lo corrompen los sortilegios de la primavera. Fue hecho para alentar el cuerpo por un tiempo fijado y son inadmisibles los eventos que vengan a romper este orden duro por lo inexplicable, esta regla trivial que nos indica llegar hasta la esquela, a la nota luctuosa y las coronas. Acepto todo; me conformo con mi puesto en la hierba y respeto la ley, mas no la cumplo. Me escapo sin parar. Hoy por ejemplo, a pesar del invierno abrí los ojos bajo el sol de Gredos, y por unos instantes supe que quienes andan por la calle —tú, yo y tú, "lector hipócrita"— éramos inmortales, que el dolor nunca ha sido y que no es necesaria la esperanza.
de Tarot de valverde de la vera
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