Colgado cual linterna, casi todos
Colgado cual linterna, casi todos; otros, esculpido desde adentro —así llevan el rostro el grumo negro de obtusidad y rabia, llévanlo en contra. ¿Dónde estamos, en qué callejón del infierno? Es posible perder la vida por un café frío, por un acceso de tos considerado irónico. Los asesinos están en todas partes, listo el cuchillo, la bala en la pistola. Ha llegado su tiempo. ¿Cómo debía ser? —grita con fuerza mi espanto, más antiguo que yo, a no se sabe qué oficiales de qué impenetrable gobierno. Respuestas no dan. Tampoco las niegan.
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