La noche llega con el canto
La noche llega con el canto prolongado de la corneja, siembra sus luces en la cuenca, sube por húmedas pendientes, tiembla un poco. Disminuye el brío conquistado en tantos de años de sufrimiento y la pequeña ciencia se desarma; la sonrisa viril ha perdido su calma. ¿Quién eres tú que invisible esperabas emboscada en un recodo del tiempo esperando tu hora? Te debo este tiempo de gratitud y también de dolor. Y ahora la inquietud se insinúa, penetra las primeras noches de verano, invade el muro aún caliente, sigue el vuelo de las luciérnagas en las eras, se embosca en los atajos, donde la liebre centellea deslumbrada por los faros. Amada, ¿cómo pude no entender? Toda la vida estaba en suspenso como esta vigilia. Me dan ganas de llorar cuando pienso cómo pude arruinar la larga espera con tantas palabras inconvenientes, con tantos actos inconsultos, irreparables. Y ahora, herido, digo que no importa a condición de que acabe el suplicio. "La salvación así deseada no es conveniente para ti ni para otros como tú. La paz, si llega, llegará por otras vías más penosas y lúcidas que éstas; cuando sufrir no te parezca vano pues también existe la pena y debe vivir y transformarse en bien tuyo y ajeno. En ti está la fe, la fe es una persona." Esta canción no tiene ya palabras.
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